Opinión | Extremadura desde el foro

Crisis, ¿qué crisis?

¿Abordarán EEUU y China la desescalada antes de la recesión?

El presidente china Xi Jinping con el presidente de Estados Unidos

El presidente china Xi Jinping con el presidente de Estados Unidos

Para sorpresa de nadie, los análisis de la guerra tarifaria (en tregua) de Trump se han deslizado por la pendiente de la polarización. Incluso asumiendo que se trata de comprender una sucesión de giros, ocurrencias y reacciones realmente complicadas de predecir, la mayoría de las perspectivas se hacen sólo en la búsqueda de confirmar las posiciones previas. En vez de una visión de los efectos reales a largo plazo en una economía radicalmente interconectada de forma global (y, precisamente, del futuro de la misma), el tiro parece centrado en un Trump cómodo en su posición de caprichoso líder.

Muchos han querido entender a través de la figura de Trump. Sin embargo, el presidente norteamericano ya ha dado sobradas muestras de su capacidad de maniobrar en la sombra mientras distrae a propios y ajenos con estrafalarios juegos de manos. Eso, que en realidad nos habla más de su perfil de “celebridad” que de una verdadera dimensión empresarial, no nos cuenta nada del “proceso” de batalla comercial que ha iniciado Trump. ¿Existe algo parecido a una planificación detrás del ruido?¿Dañará la economía el tira y afloja de la «reciprocidad» que ansían desde la Casa Blanca?

Para los detractores de Donald, la respuesta a la primera cuestión es un rotundo «no». No hay nadie al volante, es un iluminado, un incapaz sentado en un bidón de gasolina (que, por cierto, también sufre el “efecto Trump” en su precio) con miles de cerillas a punto de prender. De nuevo, el peso del prejuicio. Por supuesto que existe una estrategia.

Ya se ha contado: la amenaza que supone el coste y eventual reestructuración a corto de la deuda pública norteamericana lleva a la istración entrante a intentar un ajuste controlado, un enfriamiento de la economía, que fuerce a una bajada de tipos de la Reserva Federal y a un dólar ligeramente depreciado sobre el resto de monedas (sobre todo, del yuan chino). Ligero matiz: que haya un plan, claro, no significa que sea bueno ni que controle las consecuencias de su implementación.

Lo que nos conduce a la imposición de tarifas; o lo que es igual, a la segunda de las preguntas. Trump sabe perfectamente que el encarecimiento de la importación terminará afectando los procesos industriales en su propio país. Sólo que confía en que podrá llegar a acuerdos bilaterales antes del ‘daño’ efectivo. Trump conoce también que, en un país donde gran parte del ahorro se canaliza en los mercados, la incertidumbre de un freno en el comercio global conduce a un mercado de acciones bajista, pero los bonos debieran compensar esta parte.

Solo que ambas tácticas han funcionado erróneamente, insinuando efectos indeseados. De ahí, la pausa en las tarifas, medida que no va siquiera a explicar de forma coherente, y que se ‘excepciona’ para una China a la que ha escalado a un 125% de arancel. La duda ahora reside en si los dos gigantes encuentran el camino a la desescalada antes de una recesión. Crisis, ¿Qué crisis?

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