Déficit en comunicaciones
El aislamiento logístico frena a las grandes empresas de Cáceres
La debilidad de las infraestructuras ferroviarias y la dependencia de la carretera limitan el desarrollo industrial en la capital cacereña, que busca integrarse en los principales corredores de España y Europa

Nave de la empresa Catelsa. / Jorge Valiente

Que Cáceres no está bien comunicada no es ninguna novedad. Lo saben los ciudadanos, que todavía esperan una conexión ferroviaria rápida con Madrid, y lo padecen las empresas que intentan competir en un mercado global desde una ciudad sin trenes de alta velocidad, sin autovía completa hacia el norte, ni plataformas logísticas potentes. Pero cuando lo dice una de las mayores industrias de la provincia, que exporta el 95% de su producción fuera de España, el problema cobra una mayor dimensión.
«La comunicación es muy importante para nuestro mercado, ya que nosotros exportamos el 95% de nuestra mercancía fuera de España», afirma Jorge Gutiérrez, gerente de Catelsa, una empresa del sector del automóvil con sede en el polígono industrial de Las Capellanías. Catelsa es una rara avis: una fábrica alejada de los grandes polos industriales del automóvil, que se ha mantenido competitiva durante décadas a base de eficiencia y un espíritu luchador. Pero ese mérito no es eterno. «El hecho de estar aislados es algo que juega en contra nuestra», reconoce Gutiérrez.
El problema no es solo de imagen, sino económico. El aislamiento geográfico implica sobrecostes logísticos, que encarecen el producto y dificultan el crecimiento. «Cuando en teoría nuestra gran ventaja al estar en Cáceres es minimizar al máximo estos costes para acercarnos a nuestros clientes y así poder ser más competitivos, la realidad es que muchas veces pasa lo contrario», lamenta el responsable de la empresa.

Cruce de entrada y salida al polígono industrial de Las Capellanías. / Jorge Valiente
En Catelsa el movimiento de materias primas se produce en carretera hacia el norte, con Francia como principal destino; y hacia el sur, donde la compañía tiene una planta asociada en Marruecos con la que intercambia mercancías que posteriormente se exportan a clientes de toda Europa. «Por tanto, nuestra principal vía de conexión es la Vía de la Plata», afirma Gutiérrez.
También mantienen una comunicación estable con Portugal, donde trabajan en estrecha colaboración con una multinacional situada en Campo Maior, en la frontera con Badajoz. En todos los casos, el cuello de botella es el mismo: la falta de una red de transporte moderna y eficaz que facilite el movimiento ágil de materias primas y productos terminados.
Una visión más amplia la aporta Antonio García Salas, coordinador de la Plataforma Sudoeste Ibérico en Red, que señala que el problema de las comunicaciones en Cáceres no es puntual, sino estructural. «En España, los núcleos industriales y de población están condicionados por el transporte. Cáceres, igual que la mayoría del interior, tiene grandes desventajas por esa concepción radial del territorio. Cuando ni siquiera tienes bien resuelta tu conexión con Madrid, lo tienes todo a peor», advierte.
El tren, gran ausente
«A día de hoy, el tren prácticamente no lo utilizamos», ite el gerente de Catelsa. Y no porque no quieran, sino porque están muy limitados. «No hay una vía de comunicación férrea que nos permita sacar mercancías hacia Francia», explica. La paradoja es que el ferrocarril debería ser, a medio plazo, el motor fundamental para el transporte de mercancías: «Para grandes distancias tienen precios más competitivos y la tendencia es que los camioneros hagan transportes más cortos y puedan regresar a dormir a sus domicilios», comenta.
García Salas señala que con respecto al ferrocarril hemos mejorado, pero no con relación al resto de España. «Seguimos siendo la región peor conectada. A día de hoy estamos fuera de los corredores de Alta Velocidad. Y lo más grave es que llevamos tanto tiempo así, que se ha creado una desconfianza que hace que no haya expectativas. Y eso es peligroso», afirma.
El portavoz de la plataforma recuerda que el Corredor Atlántico —al que Cáceres aspira a sumarse— no es solo una línea de tren, sino una red de transporte europea: incluye ferrocarriles, carreteras, infraestructuras digitales y energéticas. «En ese corredor Lisboa-Madrid, que es la columna vertebral del suroeste ibérico, se va a ir mejorando el tren y también las conexiones digitales. Y Cáceres debe aprovecharlo», recalca.

Concentración en Plasencia para pedir la reapertura del tren Ruta de la Plata. / Toni Gudiel
Pero mientras otras regiones avanzan hacia modelos de transporte mixto y sostenible, Extremadura sigue a la espera. «Por el momento, seguimos con un tren sin alta velocidad en la conexión Lisboa-Madrid y sin unas vías de comunicación en condiciones», denuncia Gutiérrez.
Clientes que no llegan
La sensación de aislamiento también afecta al trato con los clientes. En un sector tan técnico como el de la automoción, las visitas presenciales a las fábricas son clave para que puedan observar el proceso productivo y cerrar acuerdos.
Y ahí, Cáceres parte en clara desventaja. «Nuestros clientes europeos se sorprenden cuando vienen a vernos porque para ellos supone invertir casi una jornada entera», indica el gerente de Catelsa. «Si tuviéramos un tren de alta velocidad que conectase con Madrid en hora y media, esa barrera se reduciría. Pero así, está claro que hemos ido perdiendo oportunidades», subraya.
Además, hay obstáculos añadidos. «Cáceres tiene la misma dificultad que otras ciudades, pero algo agravado por tener un 80% de su término municipal protegido, lo que complica aún más los trámites istrativos», indica García Salas.
Autovías y otras conexiones
Aunque el ferrocarril es esencial para el futuro del transporte de mercancías, García Salas insiste en no perder de vista el papel clave que siguen teniendo las infraestructuras viarias, especialmente en una región como Extremadura, donde el desarrollo ferroviario aún es muy limitado. «El 95% de las mercancías se mueven a través de carreteras. Por eso es fundamental la autovía que conecta Cáceres con Badajoz, porque abre una vía directa hacia Portugal y hacia el puerto de Sines, que también son claves», asegura. Esta conexión no solo facilita el a uno de los puertos atlánticos más estratégicos de la península, sino que también posiciona a Cáceres como un punto logístico potencial dentro del eje ibérico de transporte.
Asimismo, subraya la importancia de impulsar el eje norte-sur mediante la reapertura del corredor ferroviario de la Vía de la Plata, una infraestructura olvidada que podría vertebrar de forma eficaz todo el oeste peninsular, conectando Andalucía con Asturias y favoreciendo la movilidad de mercancías y personas a lo largo de todo el territorio.

Obras en la autovía Cáceres-Badajoz. / Carlos Gil
En paralelo, reclama mejoras en las conexiones con Lisboa dentro del Corredor Sudoeste Ibérico, una red estratégica de transportes que va más allá del tren y que también incluye carreteras, redes digitales y energéticas. «Es fundamental que Cáceres se integre en esta estructura para no quedar fuera de los grandes flujos económicos del suroeste europeo», advierte.
Peticiones ignoradas
Catelsa lleva años trasladando esta preocupación a las istraciones. «La Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Cáceres son totalmente conscientes de que existe un déficit en este sentido, porque así se lo hemos hecho saber en las reuniones que hemos mantenido a lo largo de los años», afirma Gutiérrez. Sin embargo, a pesar de las reuniones, los diagnósticos compartidos y las promesas institucionales, el tiempo pasa y las infraestructuras no llegan. Las inversiones se retrasan, los proyectos estratégicos siguen encallados y la sensación de aislamiento se cronifica entre quienes intentan hacer empresa desde la periferia.
Mientras tanto, otras zonas del entorno comienzan a posicionarse mejor. Es el caso de Navalmoral de la Mata, más cercana a Madrid, que ya empieza a recoger parte del protagonismo logístico de la región gracias a su ubicación estratégica y a su mejor conectividad. «Está dentro del área de influencia de Madrid, y eso marca diferencias», advierte el portavoz del Sudoeste Ibérico en Red, Antonio García Salas.
A su juicio, esa cercanía con el núcleo económico y poblacional más potente del país permite atraer inversiones, reducir tiempos de transporte y generar nuevas oportunidades. “Cáceres, en cambio, se enfrenta a un doble reto: superar su desfase en infraestructuras y no quedarse descolgada frente a otros municipios que avanzan con más respaldo y más ritmo”, concluye.
Un reto de todos
«El aislamiento es una realidad en Cáceres, y se ha perdido confianza. Es fundamental que haya unidad política y que las infraestructuras no estén en el tablero de combate», concluye García Salas. La confianza institucional se resiente cuando las promesas no se traducen en obras, y el retraso acumulado en las infraestructuras clave (ferrocarril, autovías, plataformas logísticas) empieza a pasar factura.
En este contexto, grandes empresas como Catelsa siguen empujando desde el extrarradio de un mapa industrial al que Cáceres todavía no consigue incorporarse del todo.
«Tenemos que convencer a nuestros clientes de que no estamos tan aislados como pueden pensar y que somos especialmente atractivos en algunos aspectos», sostiene Gutiérrez. Pero sin mejoras tangibles en las comunicaciones, esa tarea se parece cada vez más a remar contracorriente.
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