Oncogeriatría con una sonrisa en Cáceres: «Cuidar si no se puede curar»

«Con los pacientes mayores que padecen un cáncer hay que realizar un tratamiento personalizado. Solemos ser muy cercanas, les sonreímos, les rozamos la mano, intentamos adaptar el discurso para que nos comprendan... y, sobre todo, intentamos hacerles reír». La doctora Alejandra Céspedes y la enfermera Jara Escribano son aún jóvenes, pero ya cargan con el peso de llevar una unidad novedosa y pionera en la región: Oncogeriatría. Y lo hacen de la mejor forma posible. Si hay algo que la sociedad pide a los médicos es que intenten atender con buena actitud, y ellas lo cumplen a rajatabla. Se pasan el día con una sonrisa en la cara, son agradables e intentan ayudar en todo lo que pueden y más a los pacientes y familiares que atraviesan una enfermedad oncológica.

Las dos mujeres

Pero lo más importante es humanizar a las dos mujeres que se han encargado de poner en pie la unidad. Alejandra es de Gijón, pero estudió Medicina en la Universidad Alfonso X de Madrid. Tras especializarse en geriatría, llegó a Cáceres hace cuatro años y medio. Ahora tiene 31, pero vive su trabajo con la ilusión del primer día. Jara aún tiene 27 años. Nació en Hornachos (Badajoz) y vino a Cáceres a estudiar Enfermería en la Universidad de Extremadura. A los dos días de tener la carrera comenzó a trabajar y presume de llevar ya más de cuatro años en el Hospital San Pedro de Alcántara. 

Los pacientes mayores con cáncer en Cáceres tendrán atención personalizada

La iniciativa

Ahora, las dos juntas, se han embarcado en esta nueva iniciativa, pero son conscientes de que no pueden atender a todos los mayores que padecen esta enfermedad. Por ello, han establecido un límite: pueden ser pacientes las personas con más de 75 años que tengan cáncer de vejiga, próstata y colon. Y todo esto sin tener un contrato fijo aún en el Servicio Extremeño de Salud. Por ello, piden también a la Junta más personal: «Nos gustaría que todos los tipos de cáncer estuviesen presentes en nuestra unidad, y necesitamos más gente para conseguirlo». Por el momento, también tienen los horarios limitados. Solo llevan un mes trabajando en la unidad y atienden dos medias mañanas al día. El resto lo dedican a otras consultas, hospitalización...

Alejandra y Jara tienen 31 y 27 años y ya llevan cinco años trabajando juntas en el San Pedro

Evaluación

Para que los pacientes lleguen hasta ellas, primero se someten a un cribado inicial con el fin de detectar aquellas complicaciones frecuentes de la vejez que afectan al estado de salud del adulto. Evalúan aspectos funcionales, cognitivos, sociales, nutricionales y sensoriales. Tras esto, proponen intervenciones específicas que estabilicen o mejoren la situación clínica en la medida de lo posible, adaptando el tratamiento de forma conjunta por los oncólogos y respetando las preferencias. 

El proyecto

¿Y cómo llegaron a hacerse con este proyecto? Cabe destacar que ya se conocían desde tiempo atrás, cuando comenzaron juntas la residencia en Cáceres. «Era una demanda que se venía solicitando desde hace mucho. Y nosotras metimos un poco la cabeza e hicimos presión para crear el proyecto. Creé el plan, nos apoyó el jefe de servicio, José Luis González Guerrero, y la dirección del hospital. Después lo enviamos a Mérida y nos lo aprobaron. Nos pusimos las dos, mano a mano, y hasta hoy», explica la doctora Céspedes. Es una unidad pionera en la región, pero no en el país, puesto que hay otras comunidades autónomas donde ya existía desde hace años. De hecho, cabe destacar que en Extremadura solo hay Geriatría en Cáceres, Plasencia y Don Benito/Villanueva. Además, este último recinto hospitalario también va a crear una consulta similar en los próximos meses. 

«Nos gustaría tratar a más pacientes, pero no nos da para más. Necesitamos más contratos», denuncian

Labor agradecida

Y, como no puede ser de otra manera, es una labor que agradecen las familias. «La gente mayor viene bastante contenta a vernos. Nos dicen que son los grandes olvidados. Su frase estrella es: ‘con lo mayor que soy’. Siempre les contestamos que la edad no es una enfermedad. El problema es que percibimos en muchas ocasiones la soledad que sufren», explican Céspedes y Escribano. Además, son pacientes a los que se les ha detectado un cáncer. «Les hacemos preguntas que ellos no piensan que sean importantes, pero lo son. Y más allá de la relevancia que tengan para la enfermedad, es que creamos un sentimiento de escucha en ellos», señalan las sanitarias. 

«Lo que más nos gusta de esta rama es poder dar voz a la gente mayor, que siempre es la que está más apartada de la sociedad. Sentimos que viven en una situación de exclusión social. Darles apoyo y ayudarles nos reconforta. Y siempre está la típica frase de ‘cuando no se puede curar, se puede cuidar», explican.

«Damos voz a la gente mayor, que se siente apartada de la sociedad», cuentan las sanitarias

El futuro...

Y lo que es evidente es que el futuro es más que incierto. Aún no tienen un contrato que les permita asentarse en una unidad de forma permanente, pero siguen trabajando día a día y se muestran «muy contentas por haber creado todo esto y la acogida que ha tenido en el resto de compañeros». De hecho, nutricionistas, psicooncólogos y más trabajadores de sanidad han ado con ellas para estudiar posibles derivaciones de pacientes. «No es solo por los pacientes, sino por todos los profesionales que quieren abordar esta problemática con nosotras, acompañarnos y darle al paciente las mejores condiciones de vida. Para nosotras, eso ya es una victoria», concluyen Alejandra y Jara, con la sonrisa que no abandonaron ni durante toda la entrevista ni en toda la mañana de trabajo que ya llevaban a sus espaldas. 

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