100 años

Un cumpleaños muy especial en la plaza de las Canterías en Cáceres

Raimundo Alejandro Medina ha celebrado un siglo de vida junto a su gran familia en la plazuela de las Canterías, lugar donde nació y ha vivido durante todos estos años

Raimundo Alejandro Medina durante la celebración de su cumpleaños.

Raimundo Alejandro Medina durante la celebración de su cumpleaños. / Cedida

Miriam Sierra Becerro

Miriam Sierra Becerro

Cáceres

Cáceres puede presumir de contar con una persona centenaria entre sus habitantes. Rodeado por su familia, compuesta por tres hijos, once nietos y nueve biznietos, Raimundo Alejandro Medina ha celebrado un siglo de vida con una comida en la plazuela de las Canterías, no todos los días puede cumplir 100 años.

Celebración de un siglo de vida.

Celebración de un siglo de vida. / Cedida

Esta plaza es el lugar en el que el hombre centenario nació y donde ha vivido durante toda su vida, en el inmueble del número 24. Ya piensa en su próxima celebración, la de 101 años.

Alejandro perdió a sus padres cuando apenas tenía cinco años e ingresó con sus dos hermanos mayores -Emilio Ignacio y Antonio- en el colegio de San Francisco, que tutelaba la Diputación de Cáceres y en el que se recogían todos los niños desamparados de la provincia. No logró ninguna titulación académica, pero tuvo profesores que le proporcionaron lo necesario: Don José Canal, que le enseñó a leer y le inculcó una gran afición a la lectura, Don Abelardo Rodríguez y Don Andrés Bermejo.

Terminaron sus estudios y aprendió el oficio de panadero. Pasó todos sus años de vida laboral levantándose temprano para hacer el pan diario para todos los centros que dependían de la institución provincial. Pero en el trabajo también encontró algunos momentos que le recordaban su amor por la literatura: la gran alegría de todos los días es que el maestro panadero era un enamorado de la poesía. Alejandro inclusó llego a escribir dos volúmenes de ‘Mis poesías’ y el libro ‘Semblanzas’.

Ya un poco castigado por la edad, no sale a andar tanto como le gustaría, pero una operación de cataratas hace tres años le permite seguir leyendo, una de sus grandes pasiones.

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