Extremadura, un destino turístico en auge que busca consolidar su potencial

Extremadura ha experimentado en los últimos años una notable transformación en su panorama turístico, posicionándose como un destino emergente que combina patrimonio, naturaleza y autenticidad. Los datos más recientes confirman esta tendencia al alza y ofrecen una radiografía clara del perfil del visitante, sus preferencias y el impacto económico del sector. Así se puso de manifiesto esta pasada semana en la gala anual de los premios de Turismo organizada por EL PERIÓDICO EXTREMADURA y LA CRÓNICA DE BADAJOZ que tuvo lugar en Montijo. Tanto las intervenciones de los premiados como de las autoridades presentes, tuvieron un punto en común: la necesidad de sacudirse falsos complejos. Porque todo apunta a que Extremadura ya no es la 'Bella Desconocida', sino el destino de viajeros en busca de una experiencia singular que aúna cultura, ocio, gastronomía, naturaleza y alojamientos que invitan a desconectar de la rutina diaria.

Dos millones de personas emprendieron esa aventura el año pasado, la mejor cifra jamás registrada por las estadísticas oficiales. La mayoría de ellos, casi millón y medio, se concentraron en los núcleos más conocidos e integrados en la red "Los pueblos más bonitos de España" junto a la nómina de ciudades y sitios declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. La tendencia sigue siendo al alza en este 2025, que ya cuenta con un 4% más de visitantes solo en el primer trimestre que en el ejercicio del récord. Extremadura atrae mayoritariamente al turismo nacional, pero la presencia internacional despega con fuerza. En los últimos tres meses, el incremento superó el 60% con respecto al mismo periodo del año pasado.

El turista que visita Extremadura busca experiencias auténticas, alejadas del turismo masivo, de ahí que los alojamientos rurales vivan su mejor momento. Dos datos contribuyen, igualmente, al optimismo: aumentaron las pernoctaciones, es decir, la estancia media que condiciona consolidarse como destino turístico o como lugar de paso. Y, con ello, aumenta el gasto de quienes visitan la región.

En Extremadura, el turismo representa el 8% del PIB regional y genera unos 38.000 empleos. El dato es inferior a la media española pero, como corroboran los datos, se trata de una de las regiones con mayor crecimiento real en los últimos años. Los puestos de trabajo vinculados alcanzaron el año pasado la cifra más alta desde 2019. Sin embargo, persisten desafíos estructurales, como la precariedad laboral en la hostelería, caracterizada, en muchos casos, por bajos salarios y alta rotación de personal, lo que afecta la calidad del servicio y la estabilidad del sector.  

El inmenso patrimonio histórico y artístico es una de las principales bazas que atrae al turismo de calidad. Resulta necesario trabajar para que se conozcan otras muchas plazas que, sin contar con distinciones internacionales, conforman una oferta en la que se alternan las huellas de las sucesivas civilizaciones, sobre todo el pasado romano, visible no solo en Mérida, sino en Cáparra, Medellín o el yacimiento de Torreáguila, en Barbaño-Montijo, distinguido este año por el jurado de los premios de EL PERIÓDICO EXTREMADURA. Escenarios medievales de película aguardan en las ciudades históricas y notable es la nómina de museos que sirven de continente a numerosos museos. Desde el icónico de Mérida, recién remozado, la nueva sala dedicada al Turuñuelo, yacimiento tartésico, en Badajoz, a templos de la vanguardia como el Helga de Alvear en Cáceres o el Vostell en Malpartida. Más de 11.000 visitantes se interesaron por las distintas y variadas colecciones museísticas repartidas por toda la geografía regional.  

La naturaleza y el ecoturismo, claramente en auge, descubre rincones que hacen añicos los tópicos de la "Extrema" y "Dura". Hay quien habla de la Toscana española en los inmensos encinares del este de Cáceres; agua y vegetación exuberante caracterizan a Las Hurdes, Gata, además de las ya más que reconocidas comarcas de La Vera y el Jerte. Con iniciativas novedosas, como esa Escuela del Cielo nacida en el noroeste de Cáceres, al calor del turismo astronómico, al alza, igualmente y que posee la capacidad de desestacionalizar las visitas para extenderlas a lo largo del año. Las comarcas de las vegas, el paisaje de vides de Tierra de Barros o la sobrecogedora Siberia, cada rincón guarda una esencia que los hace únicos y que componen una diversidad en el paisaje, coronado por numerosas zonas protegidas como los Barruecos y el Parque Nacional de Monfragüe como joya de la corona. La biodiversidad es posible con un turismo sostenible por el que han apostado los emprendedores en las zonas rurales, contribuyendo así, a frenar la despoblación de la comunidad. Si a todo ello le unimos una cocina basada en productos locales que ha evolucionado hasta la excelencia junto a citas culturales ineludibles con el Teatro de Mérida como seña de identidad, no cabe duda de que la meta está al alcance de la mano

Junto al emprendimiento privado, que atrae a empresarios individuales pero también a grandes grupos hosteleros, sigue siendo necesaria la promoción y apoyo de las istraciones autonómicas, provinciales y locales para diversificar oferta y realizar “paquetes a medida” de los turistas. La formación del personal del sector turístico es otro elemento indispensable para mejorar la calidad del servicio y reducir la rotación laboral.

Una promoción que debe girar hacia el ámbito internacional para aumentar la visibilidad de la región como destino turístico.

Extremadura se encuentra en un momento clave para consolidar su posición como destino turístico de calidad. Aprovechar sus fortalezas y abordar los desafíos existentes permitirá a la región no solo aumentar el número de visitantes, sino también mejorar la experiencia turística y generar un potente músculo económico que redunde en el bienestar de los extremeños.