Opinión | Jueves sociales
Señoras de letras
De burlas contras las mujeres cultas está la literatura llena, lo que yo no esperaba era escuchar este tópico en la Asamblea de Extremadura, en boca de un político del siglo XXI

Caricatura de Ana María Matute / Pablo García
Lo malo de hablar en público es que tarde o temprano tus palabras te retratan. No se puede evitar ni esconder si no dominas la retórica, esa cosa tan antigua a la que dedicaron tantos esfuerzos los griegos y romanos, pero… ¿a quién le interesan los clásicos, esa gente sospechosa? Solo a los de letras, a los que no sirven para ingeniería, medicina o cualquier carrera de números, las importantes. Y ya, si eres mujer, tienes el destino grabado a fuego en tu frente: de letras y torpe en matemáticas, o como mucho, un suficiente en economía doméstica. Mujer que sabe latín ni tiene marido ni tiene buen fin. O mujer que sabe latín, no la quiero para mí, o guárdatela para ti, que hasta en esto existen variantes. De burlas contras las mujeres cultas está la literatura llena, lo que yo no esperaba era escuchar este tópico en la Asamblea de Extremadura, en boca de un político del siglo XXI. Igual que antes en la publicidad podíamos escuchar que algo era tan fácil que hasta una mujer y un niño podían hacerlo, ahora aparece el viejo recurso del desprestigio en el discurso de un diputado de Vox. Hasta una señora de letras puede entenderlo, dice. Y se queda tan ancho. Lo patético del asunto no es que el diputado se retrate con esta frase, sino el desprecio que late en sus palabras. No es solo un desprecio a las mujeres, sino una burla a las humanidades, desde la superioridad de quien las considera un mero adorno o una inutilidad en los tiempos que corren.
María Moliner, Carolina Coronado, Santa Teresa de Jesús, Ana M. Matute, Rosalía de Castro y tantas otras. Mujeres todas, tan sabias, que siguen recordándonos que no hay que rendirse nunca, porque la ignorancia es atrevida y campa a sus anchas, y el desprecio a las humanidades y a las mujeres surge en cuanto aparece un micrófono delante de alguien que no sabe qué son la retórica o la oratoria, porque cree que para convencer, con insultar es suficiente
Quien no quiere que pensemos, arroja basura contra el pensamiento crítico, la filosofía, o la literatura, devaneos innecesarios en una sociedad de números. Es cuanto menos irónico que ese insulto a las mujeres de letras, a las letras en general, provenga de un diputado de un partido que tiene el latín en su nombre. A lo mejor sucede como con quien se hace un tatuaje con letras chinas creyendo que dicen que es el más guapo, cuando a lo mejor dicen lo contrario. Solo que los tatuajes pueden eliminarse con láser, pero las intervenciones en la Asamblea quedan para la posteridad, que nos enseña qué quiere exactamente quien desprecia a las humanidades, y a las mujeres que se dedican a ellas. Pero qué sabrán María Moliner, Carolina Coronado, Santa Teresa de Jesús, Ana M. Matute, Rosalía de Castro y tantas otras. Mujeres todas, tan sabias, que siguen recordándonos que no hay que rendirse nunca, porque la ignorancia es atrevida y campa a sus anchas, y el desprecio a las humanidades y a las mujeres surge en cuanto aparece un micrófono delante de alguien que no sabe qué son la retórica o la oratoria, porque cree que para convencer, con insultar es suficiente.
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