Speakers’ corner

La compra de unas zapatillas en una tienda online me ha resultado algo azarosa. Resulta que, al leer los comentarios de los clientes en la ficha del producto, he encontrado recomendaciones de tres tipos: pedir una talla mayor de la habitual (para no adquirir unas zapatillas pequeñas); pedir una talla menor de la habitual (para evitar recibirlas de un tamaño excesivamente grande); y no hacer caso ni a unos ni a otros y comprar la talla de siempre, que es la correcta. Me he decantado por un método que es rebelde a la par que conservador: para rehuir a los dos primeros clientes les he hecho caso a los últimos, que vaya uno a saber.

Puede parecer este un asunto nimio —y efectivamente lo es—, pero podría servir para ilustrar hasta qué punto en este confuso siglo XXI nos puede desarmar la vasta oferta de opiniones, tan a mano y tan contrapuestas entre sí, tanto que en la mayoría de los casos no sirven sino para marear y sembrar dudas.

Este mundo se ha convertido en un debate constante entre gurús de diversa cuerda que tratan de ganarnos para su causa. Es el Speakers’ Corner de Hyde Park llevado a la galaxia de internet

Tenemos a golpe de un clic aprender el inglés «como nunca te lo enseñaron», averiguar qué comer para bajar el nivel de glucosa («algo que la industria farmacéutica no quiere que sepas») o qué ejercicios realizar para aliviar la trocanteritis («y olvídate de gastar un dineral en el fisioterapeuta»). Consejos, claro, que vienen envueltos en las exhortaciones de otros ‘eruditos’ que nos venden una doctrina diferente. Este mundo se ha convertido en un debate constante entre gurús de diversa cuerda que tratan de ganarnos para su causa. Es el Speakers’ Corner de Hyde Park llevado a la galaxia de internet.

Estoy deseando que lleguen mis milagrosas zapatillas, que me recomendó un amigo, «una maravilla», según él, pues corrigen la mala postura corporal y alivian los dolores de pies. Las espero con la feliz incertidumbre de cuando, siendo niño, abría las cajas de los regalos de los Reyes Magos sin saber qué diablos iba a encontrar dentro.

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