Lucha contra la contaminación

Demostrado: las Zonas de Bajas Emisiones mejoran notablemente la calidad del aire y la salud pública

"Las ciudades deben combinar restricciones vehiculares con inversión en infraestructura verde y transporte sostenible", concluye un estudio

Señal informativa de zona de bajas emisiones en el centro de Madrid.

Señal informativa de zona de bajas emisiones en el centro de Madrid. / EFE / Victor Casado

Ramón Díaz

Ramón Díaz

Las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) son áreas urbanas en las que se establecen restricciones de a determinados vehículos conforme a su clasificación respecto del cumplimiento de los requisitos establecidos en las Directivas sobre la calidad del aire. En España es obligatorio para los municipios con más de 50.000 habitantes y para los de más de 20.000 que superan ciertos valores límite. La pregunta es: ¿Hasta qué punto sirven para alcanzar los objetivos establecidos?

Un estudio reciente, publicado en la revista Environment International, confirma que la aplicación en Europa de zonas de bajas emisiones reduce significativamente los niveles de contaminación atmosférica y genera beneficios para la salud pública.

La investigación, liderada por un equipo multidisciplinar de Bélgica y solicitada por una aseguradora, Mutualités Libres, analizó el impacto de estas áreas en Bruselas y Amberes, donde se han aplicado restricciones al tráfico desde 2017 y 2018, respectivamente.

Los resultados revelan no solo mejoras en la calidad del aire dentro de las ZBE, sino también efectos positivos en zonas adyacentes y una sorpresa: la reducción en el uso de medicamentos antidiabéticos entre sus residentes.

Vista de la capa de contaminación sobre la ciudad de Madrid.

Vista de la capa de contaminación sobre la ciudad de Madrid. / EFE / Angel Diaz

Las LEZ, que restringen la circulación de vehículos altamente contaminantes, lograron disminuir más rápidamente las concentraciones de partículas finas (PM2.5 y PM10), dióxido de nitrógeno (NO2) y carbono negro (BC) en comparación con otras ciudades sin estas políticas. Un ejemplo: en Bruselas los niveles de NO2 cayeron un 38,5% entre 2016 y 2022, superando la reducción observada en urbes sin ZBE.

Justicia ambiental

Un hallazgo destacado es el denominado ‘efecto spillover’: la mejora en la calidad del aire se extendió hasta 5 kilómetros más allá de los límites de las zonas restringidas.

"Esto sugiere que los beneficios de las ZBE trascienden a las fronteras designadas", recoge el informe, alineándose con observaciones previas realizadas en Madrid y Londres, donde políticas similares mostraron impactos en áreas circundantes.

El estudio también abordó la desigualdad socioeconómica en la exposición a la contaminación. Los barrios más desfavorecidos de Bruselas, tradicionalmente más afectados por la polución, experimentaron reducciones más rápidas en BC y NO2 tras la aplicación de las ZBE. "Esto refuerza el argumento de ‘justicia ambiental’: las políticas urbanas pueden mitigar disparidades históricas", señala el documento.

En el ámbito sanitario, aunque no se detectaron cambios significativos en enfermedades cardiovasculares o respiratorias, el uso de antidiabéticos aumentó mucho más lentamente entre residentes de las ZBE.

Un coche entra en la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en Bilbao.

Un coche entra en la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en Bilbao. / EFE / Luis Tejido

La aseguradora que encargó el estudio analizó datos de 420.007 pacientes y vinculó los resultados del estudio a la disminución del NO2, asociado con mayor riesgo de diabetes. "La mejora en la calidad del aire podría estar frenando la incidencia de esta enfermedad", afirma el informe.

Mutualités Libres señala que respirar aire contaminado no solo conlleva una larga serie de problemas de salud, sino que también implica mayores costes de atención médica. Las partículas en suspensión en los gases de escape de los automóviles se han relacionado con diversos tipos de enfermedades pulmonares, desde la EPOC hasta el cáncer. También destaca la aseguradora que el dióxido de nitrógeno se ha vinculado a un mayor riesgo de diabetes.

La ‘regla 3-30-300’

Los investigadores iten que los resultados del estudio deben interpretarse considerando limitaciones. Por un lado, es difícil aislar el impacto de las ZBE de otras medidas simultáneas, como zonas peatonales o límites de velocidad. Además, el periodo de estudio (2016-2023) es relativamente corto para evaluar efectos crónicos en salud.

El estudio llega en un momento crucial: la UE exige a sus cumplir con nuevos estándares de calidad del aire para 2030, más estrictos y alineados con las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así, Bruselas y Amberes aún deben reducir sus niveles de PM2.5 un 50% para alcanzar el límite anual recomendado por la OMS.

Los autores de la investigación subrayan que las ZBE son solo un componente de una estrategia multidimensional. En Bruselas, donde el 30% de los desplazamientos se realizan en coche, se requiere una mejor integración del transporte público con áreas periféricas, además de incentivar la movilidad activa, destaca el informe.

Boina de contaminación en Gijón.

Boina de contaminación en Gijón. / LNE / Marcos León

La aplicación de la ‘regla 3-30-300’ (cada persona debería ver al menos tres árboles desde su vivienda, tener una cobertura arbórea de al menos 30% en su vecindario y vivir a no más de 300 metros de un espacio verde de calidad) emerge como una herramienta clave, para mejorar la salud y el bienestar de los ciudadanos, y se vincula a un menor uso de servicios médicos en barrios con mayor vegetación.

"Las ciudades deben combinar restricciones vehiculares con inversión en infraestructura verde y transporte sostenible", concluye el informe. Además, subraya la necesidad de buscar enfoques socialmente inclusivos, asegurando que la transición ecológica no deje atrás a comunidades vulnerables. Los autores llaman a mantener la vigilancia: "El verdadero impacto en materia de salud podría manifestarse en décadas, no en años".

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