El atentado contra el senador Miguel Uribe, hospitalizado en "estado crítico", sacude Colombia

"Miguel salió de la cirugía. Lo logró. Cada hora es una hora crítica, dio la primera batalla y la dio bien; está luchando por su vida". María Claudia Tarazona, la esposa de Miguel Uribe Turbay, el aspirante presidencial de derechas víctima de un atentado con arma de fuego este sábado, ofreció las primeras informaciones después de la intervención quirúrgica en la Fundación Santa Fe donde fue ingresado de urgencia. El parte médico expandió una primera ola de alivio por una Colombia que no sale del estupor. La zozobra, sin embargo, continua. El centro médico advirtió que "el estado reviste de la máxima gravedad y el pronóstico es reservado". El alcalde bogotano, Carlos Fernando Galán tomó en cuenta el informe: "son momentos y horas críticas para que sobreviva. Hay que pedirle a Dios que guarde la vida de Miguel y supere esta situación",

El intento de asesinato del precandidato para los comicios previstos para 2026 por la formación de Álvaro Uribe, Centro Democrático, hizo que parte de la sociedad, aquella que fue testigo de los picos más intensos del conflicto interno de las últimas décadas del siglo pasado, se reencontrara con viejos fantasmas. Los años 80 y 90 del siglo pasado estuvieron marcados por los asesinatos de varios competidores por el principal cargo ejecutivo de ese país. El sismo de 6.4 de magnitud en la región central tuvo su correlato político.

La Fundación Santa Fe es una de las clínicas más importantes de Colombia. "Desde el momento de su llegada se han activado todos los protocolos de atención de alta complejidad requeridos. Nuestro equipo asistencial y los recursos técnicos de la institución están plenamente dispuestos para brindar el tratamiento necesario con el mayor compromiso, rigurosidad y humanidad", señaló la institución, cuando la posibilidad de éxito de la intervención de los médicos parecía asociarse a un milagro.

El ataque contra Uribe Turbay tuvo lugar en el barrio Modelia, en el oeste capitalino, cuando participaba en un mitin político. El presunto autor del atentado es un menor de 15 años que fue detenido en el lugar de los hechos portando una pistola. Las primeras informaciones dieron cuenta de que se trató de una tentativa de crimen por encargo. Tras ser reducido por la policía, el adolescente gritó: "Déjenme darle los números. Pero si no me sueltan". La demanda del atacante fue elocuente: mejor en una celda que las calles.

La fiscal general, Luz Adriana Camargo, tomó en serio las palabras del adolescente. "Puede haber una cadena de partícipes", señaló. Recordó además que "las estructuras" del sicariato "son las que usan menores de edad normalmente". Lo que le llamó la atención en este caso es que "el sicario estaba a pie y no en una moto como normalmente ocurre".

La renovación de la derecha

El congresista no solo tiene uno de los apellidos del hombre fuerte de la derecha colombiana, Uribe. Nacido en 1986, abogado y magíster, fue elegido concejal a los 26 años. Dos años más tarde, la organización internacional One Young World lo reconoció como uno de los 10 políticos jóvenes más influyentes a nivel mundial. Uribe Turbay se había constituido en una de las voces críticas del actual Gobierno de izquierdas. Ese protagonismo le permitió ser el congresista más votado en 2023 y convertirse en un posible relevo del líder de Centro Democrático, el expresidente colombiano Álvaro Uribe, quien enfrenta problemas judiciales y está acusado de manipulación de testigos y sobornos. Uribe Turbay tiene su propio linaje político. Es hijo de Diana Turbay, una periodista secuestrada y asesinada en 1991 por narcotraficantes al servicio de Pablo Escobar. A su vez, es nieto del expresidente liberal Julio César Turbay, cuyo Gobierno transcurrió entre 1978 y 1982, cuando la guerrilla del M-19, de la cual formaba parte el actual mandatario Gustavo Petro, comenzó a realizar acciones de alto impacto mediático

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La reacción de Petro

"Ay, Colombia y su violencia eterna", dijo el presidente y otra vez se pusieron de manifiesto las distancias entre los anhelos de una "paz total" en Colombia y su frágil presente. "Respeten la vida, esa es la línea roja. Colombia no debe matar a sus hijos, porque ellos también son hijos nuestros. Mafias de la tierra, costras de la humanidad. Mi solidaridad a la familia Uribe y a la familia Turbay. No sé cómo mitigar su dolor. Es dolor de madre ida y de patria". El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, habló de un "intento de asesinato de la democracia". La bancada oficialista del Pacto Histórico hizo un “llamado urgente a la unidad nacional ”. Desde ese mismo sector, Gustavo Bolívar, también precandidato presidencial, pidió dar un giro en las campañas políticas. "Tenemos la responsabilidad de dar ejemplo en el trato hacia nuestros contradictores porque en un país deben caber todas las expresiones por odiosas que nos parezcan, si no, no podemos llamarnos país".

Petro recordó que "hay una distancia política entre la familia Uribe Turbay" y su Gobierno, "pero es una distancia política y la política es libre y siempre hemos defendido que sea libre de violencia, por eso hicimos la paz". El presidente aseguró que no se "descansará" hasta encontrar a quienes han estado detrás del atentado. "No debe haber recurso que se escatime, ni un solo peso ni recurso de energía para encontrar el culpable intelectual con nombre propio, en el lugar en el que viva, sea dentro o fuera del país”.

Álvaro Uribe también tomó la palabra:  "Atentaron contra una esperanza de la Patria, contra un gran esposo, padre, hijo, hermano, contra un gran compañero de trabajo". El exmandatario, que no es familiar del atacado a pesar de compartir apellido, exhortó a la reflexión de la ciudadanía sobre lo acontecido. La fiscal general hizo un llamamiento similar sobre la necesidad de "blindar el proceso electoral en curso y dar plenas garantías a las campañas y a los y las aspirantes al ejercicio del poder político, como fortaleza de la democracia".

Una historia machada de sangre

La historia contemporánea de Colombia es a su vez la de los crímenes políticos que la estremecieron y dejaron su huella indeleble. Los especialistas fijan el punto de inflexión el 9 de abril de 1948. Ese día fue asesinado el liberal Jorge Eliécer Gaitán. La muerte del "Caudillo del Pueblo" provocó el 'Bogotazo', una ola inédita de disturbios que provocó al menos de la capital unos 3.000 muertos y que marcó el pulso de los enfrentamientos entre conservadores y liberales hasta la irrupción en 1964 de la guerrilla de las FARC, cuando la violencia armada adquirió otra espesura.

Carlos Pizarro fue el dirigente del M-19 que negoció la paz con el Estado y organizó la movilización de aquel grupo insurgente. Lo mataron en pleno vuelo, el 26 de abril de 1990, cuando había iniciado su campaña como candidato presidencial. Su hija María José es senadora y precandidata por la izquierda de cara a 2026. Jaime Pardo Leal había corrido la misma suerte de Pizarro cinco años antes. Era el aspirante de la Unión Patriótica, el partido adscrito a las FARC para competir en las urnas que perdió más de 8000 activistas durante su existencia. El alcalde bogotano, Carlos Fernando Galán, conoce muy bien lo que han sido esos años: su padre, Luis Carlos Galán Sarmiento, figura de lo que se conoció como el Nuevo Liberalismo, fue asesinado por sicarios de Pablo Escobar, en 1990. Son esos espectros los que sobrevuelan por estas horas el cielo colombiano y traen aciagos presagios. Nunca se habían ido por completo. Un informe de la Misión de Observación Electoral (MOE) ha advertido que la violencia contra líderes políticos, especialmente en regiones periféricas, sigue siendo una amenaza latente. Entre 2021 y 2023, más de 800 líderes sociales y partidarios fueron asesinados, muchos de ellos vinculados con procesos electorales locales.