El ‘hermano’ pequeño (y menos famoso) del lince

De apariencia similar, a primera vista el gato montés y el doméstico pueden confundirse. La especie silvestre, no obstante, es por lo general de mayor tamaño y corpulencia; también tiene un pelo más largo y denso, con una cola poblada y gruesa. Y en lo que claramente no hay coincidencia alguna es en la situación poblacional que atraviesan ambos félidos, porque frente a la abundancia de gatos comunes en libertad, de la especie silvestre apenas si quedan un centenar de ejemplares en la región.

Esas son las estimaciones de la Dirección General de Sostenibilidad de la Junta de Extremadura, que desde hace varios años viene realizando un estudio para conocer el estado de conservación de este mamífero. Los resultados de estos trabajos han permitido constatar su presencia, aunque sea escasa, en La Siberia, Villuercas-Ibores, Valle del Jerte, Plasencia, La Vera y Tajo Internacional. 

«Se está perdiendo la identidad genética del gato montés al hibridar con el doméstico»

Sebastián Hidalgo de Trucios

— Profesor de Biología y Etología de la Universidad de Extremadura

El felis silvestris «está en un declive muy claro desde hace ya varios años», con una presencia reducida a zonas «muy concretas» de bosque mediterráneo situadas al norte y el sur de la región, confirma Sebastián Hidalgo de Trucios, profesor de Biología y Etología de la Universidad de Extremadura. Hace algo más de década y media, el Grupo de investigación en recursos faunísticos, cinegéticos y biodiversidad de la UEx, que él coordina, realizó otro exhaustivo estudio sobre esta especie que arrojó unas conclusiones similares al actual, revelando una situación que en aquel momento ya era «bastante preocupante y crítica». Entonces se colocaron del orden de 300 cámaras de fototrampeo simultáneamente en toda la región que mostraron que, además de pocos ejemplares, estos estaban distribuidos de una forma «dispersa» por la geografía extremeña, lo que complicaba todavía más la pervivencia de este mesocarnívoro.

La hibridación con el gato común aparece como la principal amenaza que afronta. «Hay muchos gatos cimarrones, gatos domésticos que pasan a la libertad en campo», aclara este doctor en Ciencias Biológicas. Si bien «no son la misma especie», sí son muy cercanas, «tanto que se pueden reproducir entre ellas». Eso hace, por ejemplo, que si un macho de gato montés se encuentra con otro doméstico, «lo ataque y lo elimine si puede, porque lo ve como un competidor». Sin embargo, si con lo que se cruza es con una hembra de felis catus, «se apareará con ella», lo que está produciendo «una introgresión genética del gato doméstico en el gato montés».

Poner coto a esta hibridación, reconoce Hidalgo de Trucios, es «complicado», porque la solución pasa por contener «las poblaciones de gatos domésticos, que están descontroladas en las zonas urbanas», incide. Las mascotas a menudo son soltadas por sus dueños o se escapan y crían en pueblos y ciudades, desde cuyas calles pasan al medio natural «y ahí es donde surgen los problemas».

Además de la pérdida de la identidad genética, otro factor añadido que puede explicar este declive tiene que ver con la alimentación. El gato montés, puntualiza este experto, es «bastante más especialista» que otros animales con los que compite en la naturaleza. Es decir, es más selecto en cuanto a lo que come, buscando presas más concretas que otros carnívoros que diversifican en mayor medida su dieta. 

En este sentido, aunque una base importante de su alimentación la constituyen micromamíferos como ratas, ratones y topillos, también depende mucho de la caza de conejos y perdices, cuyas poblaciones se han visto sensiblemente mermadas en la comunidad autónoma en las últimas décadas. 

La situación del gato montés contrasta con la del otro felino salvaje que habita en libertad en la Península, el lince ibérico. Reintroducido hace solo una década en Extremadura, ya hay más de 250 ejemplares sueltos (datos del censo de 2023). ¿Le perjudica al gato montés el crecimiento de esta otra especie? «No son directamente competidoras», asevera este profesor de la UEx, que indica que «los gatos monteses utilizan más las zonas que nosotros denominamos aéreas, como copas de árboles, para desplazarse y cazar». Además, recuerda, cuando se hizo el estudio anterior, entregado en 2007, todavía no había comenzado la reintroducción del lynx pardinus en Extremadura, y a pesar de ello el gato montés estaba ya en franco retroceso.

Proyecto transfronterizo

Los recientes trabajos que se han venido desarrollando para la localización de ejemplares por parte de la Junta Extremadura están enmarcados en el proyecto de cooperación Biotrans gestión integrada de la biodiversidad en el área transfronteriza España-Portugal. Pese a haber finalizado en 2023 el programa Interreg a través del que se cofinanciaba la iniciativa, se ha continuado con ella «dado el interés de la Dirección General de Sostenibilidad de abordar el conocimiento de la especie y su conservación en el ecosistema mediterráneo», se explica desde la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible.

La información recabada, se arguye, está «aportando un enorme valor al seguimiento poblacional» de la especie». El objetivo es poder valorar adecuadamente el estado de conservación de este felino, actualmente catalogado como ‘de interés especial’ en la comunidad autónoma, y considerar qué medidas de gestión implantar con vistas a su recuperación en suelo extremeño.

Las cámaras de fototrampeo ha sido también una de las técnicas empleadas ahora para censar ejemplares. Las otras dos, igualmente no invasivas y completarías todas ellas, han sido la obtención de muestras biológicas utilizando trampas de pelo, y la realización de transectos a pie para la recogida de excrementos, luego sometidos a validación genética. En el caso de esta última técnica, los recorridos fueron realizados con personal de la Dirección General de sostenibilidad y mediante «un proyecto único de rastreo con perros adiestrados especialmente para el proyecto Biotrans», con canes especializados en la búsqueda de excrementos de esta especie.

El área de estudio inicial era cualquier espacio dentro del territorio extremeño que ofreciese un hábitat adecuado para el gato montés, especialmente aquellos que contasen con menciones previas de su aparición dadas por propietarios de fincas, ganaderos, cazadores o agentes del medio natural. 

En total, se muestrearon 94 cuadrículas de un área de diez por diez kilómetros, cuyos resultados fueron validados genéticamente, sexados y genotipados por individuos en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura y en el Cibio-Biópolis de la Universidad de Oporto.

Los análisis aportaron «un total de 63 citas seguras de la especie felis silvestris repartidas por 27 cuadrículas», se concreta. De ellas, diez se han basado en la revisión de fotos y vídeos donde se constatan los rasgos fenotípicos de este felino. Varios de estos ejemplares fueron además genotipados a través de sus heces.

Las 53 citas restantes se obtuvieron por el análisis de muestras fecales, que dieron lugar a la caracterización individual de 45 ejemplares diferentes (20 machos y 25 hembras), distribuidos por 16 cuadrículas examinadas. En todas ellas se detectaron individuos de ambos sexos «en los territorios compartidos, y contando además con la comprobación, por primera vez en Extremadura en los últimos años», de un evento de reproducción, gracias a la presencia de una hembra con un cachorro. Fue a través de fototrampeo, efectuado en una zona entre las localidades de Garciaz y Conquista de la Sierra.

Zonas en las que está presente

La presencia de este gato también se ha podido verificar en la comarca de La Siberia (Herrera del Duque/Fuenlabrada de los Montes, con dos ejemplares distintos por fenotipo y una hembra en Valdecaballeros); Las Villuercas-Ibores (una hembra y un macho en Alía y dos hembras y un macho en Roturas/Cabañas del Castillo); Valle del Jerte (con dos machos, uno en Jerte y otro en Tornavacas); en Plasencia (un macho que fue atropellado, el único caso registrado en estos cuatro años del proyecto de seguimiento de la especie en Extremadura); La Vera (en Losar/Viandar de la Vera, con varias muestras recogidas este mismo año de, al menos, dos gatos monteses, aún pendientes de confirmar su sexo, y una hembra en Madrigal de la Vera); y en Tajo Internacional (una hembra y un macho en Valencia de Alcántara).

Además, actualmente están siendo analizadas más muestras fecales compatibles con gato montés recogidas a lo largo de los meses de primavera y verano. Son medio centenar, de las que se espera lograr datos para un mínimo de cinco animales distintos a los ya genotipados. «Y a esto habría que sumar las citas obtenidas por fototrampeo de más de una decena de ejemplares cuyo patrón de pelaje se corresponde con ejemplares fenotípicamente atribuibles a la especie gato montés». Todo ello lleva a predecir, se concluye, que la población de gatos monteses presente en Extremadura podría situarse alrededor de los cien ejemplares, con una ratio «ligeramente mayor» de hembras. 

Por lo que respecta a individuos atribuibles a la especie felis silvestris, pero que presentaban algún grado de hibridación por cruce con la especie doméstica, se detectaron cuatro. De ellos, tres eran machos, en los municipios de Saucedilla, Garciaz y Logrosán; y el restante una hembra, en Jarilla (Valle del Ámbroz).

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