Polémica instalación de residuos industriales en Extremadura
Salvatierra: un año contra el macrovertedero
El archivo del proyecto está en el juzgado y pueden pasar años hasta que haya una resolución definitiva
El pueblo espera con preocupación y desconfianza el desenlace que temen que comprometa su futuro

Carlos Gil
Salvatierra de los Barros, 5 de octubre de 2023. «¿Quién va a comerse una chacina de unos cerdos criados al lado de un macrovertedero? ¿Quién va a venir de turismo a ver la alfarería?». La pregunta al aire la lanza José Manuel de la Concepción al otro lado de la barra del bar La Bodega, en la travesía de la carretera de Zafra; pero condensa el sentimiento de un pueblo que se unió hace justo un año contra la instalación de un vertedero de residuos industriales. La noticia corrió como la pólvora en redes sociales y mensajes de WhatsApp (como el que aparece en la foto) con el enlace de la publicación en el DOE de la solicitud de autorización ambiental integrada y el estudio de impacto ambiental la instalación de tratamiento y eliminación en vertedero de residuos industriales promovido por 3RS Gestión MA Extremadura. Nadie daba crédito. Y de la incredulidad pasaron al instante a la indignación. «Es mi negocio, mi casa, mi vida y la vida de mi hija. Yo no quiero ese futuro para ella. Y con ese vertedero ahí, poca vida les va a quedar a estos pueblos, que viven de la ganadería y de la agricultura», reflexiona el empresario.
Esa iniciativa de 3RM Gestión prevé procesar en Salvatierra de los Barros 290.000 toneladas de residuos, de las que 221.000 serían no peligrosos, pero otros 68.500 serían de residuos peligrosos. Estos últimos son los que preocupan entre los vecinos que no conocieron el alcance del proyecto hasta ese momento. El volumen de residuos peligrosos supera en 28.000 toneladas las que genera Extremadura, según los datos que se recogen en la versión inicial del Plan Integrado de Residuos de Extremadura (Pirex) para los años 2023 al 2030. Los últimos datos corresponden al 2020: 40.600 toneladas.

El mensaje que comenzó a circular por Salvatierra el 5 de octubre de 2022. / Carlos Gil
El planteamiento de la empresa es que un 40% de lo que llegue a la planta de Salvatierra quede valorizado (se recicle) y el 60% se depositará en el vertedero; pero en el caso de los residuos peligrosos, de las 68.000 toneladas previstas se acumularán allí 57.000.
Anuncio por sorpresa
El anuncio del macrovertedero pilló por sorpresa a un pueblo de 1.500 habitantes, en el que hacía meses que estaba el runrún sobre la posible instalación de una planta de reciclaje. «Nos hablaban de que se tratarían plásticos y cartones; y que como residuo más peligroso habría purines de cerdo. Pero en esta zona hay muchas granjas de cerdos y asumes que, si tú generas ese residuo, es normal que se trate también aquí», cuenta Lola Merchán, integrante de la plataforma ciudadana Salva tu Tierra. Ella fue una de las vecinas que había negociado con la empresa los preacuerdos para la venta de los terrenos, en caso de que el proyecto de reciclaje del que le hablaron saliera adelante. En junio de 2021 estampó en el contrato de opción de compra la firma en nombre de su hermana, que es la titular del 25% de las 89 hectáreas que ocupa la instalación prevista por 3RS Gestión MA Extremadura y recibió 10.000 euros como primer pago del precio pactado: 12.000 euros por hectárea. «Cuando después supimos lo que era en realidad no me lo podía creer», dice indignada.

José M. de la Concepción, en su bar, La Bodega / Carlos Gil
«¿Quién va a a comerse una chacina de unos cerdos criados al lado de un macrovertedero?»
Lola Merchán habla mientras recorre una de las fincas en las que la empresa ha puesto sus ojos para el vertedero, a unos dos kilómetros lineales del pueblo, rodeado de olivos, viñedo y dehesa, y de varias naves de una granja de pollos del matadero que hay en el pueblo, la gran industria de la localidad con más de 18.000 aves diarias sacrificadas. El punto más alto de los terrenos ofrece una panorámica única, que domina ahora una pintada con el ‘No al Macrovertedero’ que no ha parado de repetir el pueblo en el último año. Cuesta encontrar a una voz a favor del proyecto en las calles.
El de Salvatierra es el segundo vertedero que trata de instalarse en la zona. Hubo otra iniciativa en 2018 en Jerez de los Caballeros, que fue rechazada igualmente por los vecinos. Entre los promotores estaban algunas personas que han impulsado el nuevo proyecto ahora.

José Vera, encargado en Pollos Cano / Carlos Gil
«Extremadura no se merece ser el vertedero de nadie y eso es lo que se plantea ahí»
La posición contraria parece de nuevo unánime y desencadenó hace un año una crisis institucional, social y política. Desembocó en la dimisión del alcalde, Francisco José Saavedra (PSOE), al que se responsabilizó de la gestión del expediente; y culminó con la llegada del PP al poder con el apoyo de los ocho ediles de la corporación al candidato Popular, Abel Caro, incluidos los cuatro exconcejales del PSOE que habían integrado el equipo de gobierno de Saavedra. La justificación que dieron es que nunca supieron nada del expediente. El exalcalde siempre lo negó.
El rechazo a la instalación no ha flaqueado desde entonces, aunque el proyecto no ha tenido ningún avance nuevo; más bien al contrario. La Junta de Extremadura acabó determinando el archivo del expediente por un defecto de forma en noviembre de 2022 y la empresa ha iniciado una batalla legal con un recurso contencioso-istrativo el pasado mes de mayo en el TSJEx contra la decisión de la Junta. La judicial es la última vía que le queda a la promotora para salvar la iniciativa y, de momento, «sigue su curso», según confirman fuentes judiciales. La resolución puede tardar aún años en llegar y, mientras tanto, el proyecto no está muerto. Pero en el pueblo tratan de frenarlo con todas las medidas al alcance.

GALERÍA | Salvatierra: un año contra el macrovertedero / Carlos Gil
«Pase lo que pase en la vía judicial la empresa no podrá hacer nada hasta 2025, y para entonces ya se habrán cumplido los contratos de compraventa que tiene firmados con los propietarios de los terrenos», dice el alcalde de Salvatierra, Abel Caro. Se refiere a la medida activada por el ayuntamiento. En marzo aprobó una modificación del Plan General Municipal (PGM) que impide instalar proyectos de gestión de residuos en terrenos que no sean urbanizables (la iniciativa de 3RS gestión está en suelo rústico); y suspende además durante dos años el otorgamiento de licencias para este tipo de proyectos. Ese punto es el que bloquea que los promotores del macrovertedero puedan obtener licencias antes de que caduquen todos los contratos de compraventa, en el próximo año.
¿Y el Pirex?
Al margen de este proyecto concreto, a Salvatierra le inquieta el paraguas que el Pirex 2023- 2030 puede otorgar a este tipo de proyectos. El borrador en tramitación contempla también un macrovertedero, aunque en principio solo estaría destinado a residuos no peligrosos y tendría una capacidad máxima de 130.000 toneladas anuales, unas 90.000 menos que la de Salvatierra. La Junta de Extremadura está estudiando las alegaciones, según confirman en la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible. La responsable de esta área, Mercedes Morán, ha asegurado además esta semana que el plan se está «revisando y se está adaptando el Pirex a lo que creemos que debe contener».

Abel Caro, alcalde de Salvatierra. / Carlos Gil
«La empresa ya no podrá hacer nada hasta 2025, y ahí habrán cumplido los contratos de compraventa»
En cuanto a Salvatierra. El Ejecutivo de María Guardiola no se ha pronunciado sobre esta instalación, que comenzó a gestarse durante la pasada legislatura, pero el programa electoral con el que el PP concurrió a las elecciones autonómicas rechaza expresamente «cualquier proyecto que convierta a una parte de nuestro territorio en un macrovertedero (...) tal y como pretendía llevarse a cabo en Salvatierra de los Barros».
«Este vertedero es un disparate y sería una barbaridad que saliera adelante», valora José Vera, encargado de Pollos Cano. Es la principal empresa de Salvatierra de los Barros, con un matadero de aves y siete naves de cría ubicadas junto a los terrenos en los que se prevé la instalación de residuos. Tiene 80 trabajadores, los mismos puestos que prevé crear la empresa. «Esperemos que el proyecto se pare porque nos haría mucho daño. Aunque más allá de eso, Extremadura no se merece ser el vertedero de nadie y eso es lo que se plantea ahí si se prevé tratar más basura de la que se genera aquí. Estamos preocupados y nos sentimos engañados», dice Vera. Pero nadie en el pueblo se resigna. «Seguiremos haciendo ruido el tiempo que haga falta», augura. De momento, van camino ya de 2024.
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