Y el flamenco llegó al conservatorio
El Conservatorio Superior de Música ‘Juan Vázquez’ de Badajoz es el único centro extremeño, y el quinto de todo el país, que imparte disciplinas relacionadas con el flamenco, en concreto Cante Flamenco y Guitarra Flamenca

Imagen de una de las clases en el conservatorio pacense. / SnapEdit
Al flamenco se puede llegar por múltiples caminos, y más que caminos, vereas, arroyos, paisajes y paisanajes. Lo que no esperábamos, aunque lo deseáramos tanto, era encontrarnos este arte tan nuestro en el aula de un conservatorio. Lograr convertir al flamenco en algo tan tangible en Extremadura que pudiéramos estudiarlo, de forma reglada, en las aulas del Conservatorio Superior de Música ‘Juan Vázquez’ de Badajoz, ha sido un logro que en 2025 cierra su primer año y del que debemos sentirnos orgullosos.
En el Departamento de Cuerda, Flamenco y Acordeón, Javier Conde Santos, en Guitarra Flamenca, y Manuel Márquez Rodríguez, en Cante Flamenco, acompañarán durante los seis años que dura el itinerario formativo a los seis alumnos con los que ha arrancado este primer curso que, como en el resto de títulos del conservatorio, en el de ‘Música en la especialidad de cante flamenco o guitarra flamenca’ también les forma en Armonía, Lenguaje Musical, Coro y muchas otras asignaturas integradas en los itinerarios más clásicos. Javier Conde espera que, en las pruebas de ingreso que comienzan en el mes de junio, el número de alumnos vaya en aumento.
«No ha dado tiempo a publicitarlo de la forma que merece y la afluencia ha sido la que ha sido», afirma». Pero, de todos modos, «estoy convencido de que el próximo curso habrá más gente». En este primer año, la respuesta de los alumnos ha sido fantástica. «Todos tenían muchas ganas e ilusión por aprender de este arte y se mostraban muy concienciados con el estudio, no solo de la guitarra, sino también de otras asignaturas», asegura el guitarrista.
Se trata del único centro extremeño que imparte estas disciplinas en la región y el quinto, en todo el país, en incorporarlas a su catálogo de enseñanza. Ha costado, y mucho; pero como todo en esta tierra, a base de sudor y lágrimas, finalmente se ha conseguido.
«En cuanto al perfil del alumnado, el rango de edad oscila entre 17 y 45 años. Unos están aún en el instituto y otros realizan trabajos muy alejados de la guitarra y el flamenco. Son todos extremeños, de hecho, uno de los alumnos estaba estudiando en Sevilla y ha hecho el traslado de expediente a Badajoz», explica Javier Conde.
¿Qué ha sido lo más complicado? «Por ahora nada, es un lujo trabajar con una directiva en el centro que ha puesto todas las facilidades».
Un logro de todos
Que en el Conservatorio Juan Vázquez de Badajoz uno pueda estudiar cante y guitarra flamenca supone un logro de todos. De instituciones, artistas, profesores y afición. Enseñanzas profesionales para subsanar la siempre necesaria formación en un arte, que aún, siendo de transmisión oral, está perfectamente estructurado en una serie de métrica y compás imprescindibles para saber ‘de qué estamos hablando’.
Respecto a las cualidades que debe tener el alumnado, según Javier Conde, lo principal es que le guste el flamenco, ilusión y ganas. «¡la actitud es fundamental!», subraya. Para poder desarrollar este arte se necesita tener buen oído, llevar el ritmo, y que haya una buena compenetración, en el caso de la guitarra, entre la mente y las manos. Son cualidades que se van desarrollando y se van trabajando. «Lo más complicado, desde mi punto de vista, es el respeto a lo ortodoxo y vivir en los años en los que estamos. Vivir a caballo entre lo ortodoxo y lo de hoy en día, es lo que veo más complicado. También el llegar a tener ese tiempo y dedicación para estudiar».
Si, como decía Oscar Wilde, «desde el punto de vista de la forma, el oficio modelo es el de músico», el conservatorio afronta una responsabilidad que va más allá de formar a aquellos artistas creadores «de las cosas bellas», como también aseguraba el autor de ‘El retrato de Dorian Gray’.
No es baladí reglar un arte que continuamente elude los formalismos y las etiquetas. Es un acto de responsabilidad con y para Extremadura que, como en tantas otras materias, la Diputación de Badajoz afronta en su imprescindible labor de servicio público con solvencia y valentía.
El flamenco supone una obligación moral en una región como la extremeña que cuenta cada día con más artistas en todas las disciplinas ‘oficiales’; un acto de generosidad con aquellos que lo amamos; un valor incalculable para todo aquel que todavía no lo ha descubierto; y un delicado arte al que se le vislumbra la fuerza y el poderío en cuanto una se le acerca a sus enaguas.
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