El blog del cronista

El pueblo de Cáceres que es más americano que el Far West

Tenemos muy buenos vinos, la única costa interior de Cáceres, simpatía y un paisaje sin igual para hacernos creer que estamos en el mejor lugar del mundo. Ese es mi pueblo

Esteban Cortijo Parralejo

Esteban Cortijo Parralejo

Cañamero

Salvo senderista o peregrino, el que ha ido a Cañamero ha ido por la carretera que se empezó a construir en 1895 pasando por la parte alta del pueblo y llevándose por delante la ermita de San Miguel dando lugar así auna plaza como cruce de caminos. En los años 50 los niños contábamos los coches que pasaban. Eran muy pocos. Durante muchos años en uno de los muros del pantano viejo, con un trozo de cal blanca, escribimos aquello de «Cañamero City, se busca sheriff». Y es que «Aquí en Cañamero son más americanos que en el Far West», escribió en 1926 el periodista venezolano Luis Bellopara el madrileño periódico El Sol. 

Caño de San Miguel

Ya ha pasado un siglo de aquel viaje y hoy podemos decir que sí, algo tiene de Far West fronterizo entre tribus ibéricas prerromanas, reinos cristianos y musulmanes, carlistas e isabelinos y, más cerca, entre republicanos y franquistas y, sobre todo, entre Logrosán, Guadalupe y Berzocana. Todos son matices que en tiempos podían dar con el cuerpo de algún atrevido en la pila del caño de San Miguel si no pagaba la ronda. 

Personalidad

Tenemos un pueblo con personalidad. Unos adoran la cumbre del castillo sin castillo, otros pierden las prisas y el estrés tumbados a las orillas del río Ruecas (ahora invadido) y de Valbellío, muchos se zambullen en el pantano Cancho del Fresno y en las piscinas naturales como nutrias. Hay quien alquila una casa y se hace cañameranos durante medio año o para siempre. Pero no podemos olvidar que estos tesoros paisajísticos tienen antepasados gloriosos en un mundo anterior a la Atlántida por sus fósiles, alguno existente solo aquí y en China: Claudina. Antes de Eburus, el primer nombre propio de un paisano, otros dejaron en muchas piedras trazos que no sabemos si son números o letras o ambas cosas, y agujeros intercomunicados que el Mago de Logrosán y un arqueólogo inglés llamaron escritura ógmica.

Así vivió Cañamero la gran paella de Fairy

Jorge Valiente

Dos grandes aventuras

Si damos un salto al presente diremos que los de Cañamero llevaron a buen término ya en el siglo XX dos grandes aventuras: una reforma agraria ejemplar que distribuyó lotes de tierra comunal entre todos sus vecinos pobres, que lo eran todos menos cinco:2.222 hectáreas entre 448 colonos. Y, en segundo lugar, fruto de esta multiplicación de viñedos, árboles y huertos, se consiguió que algunos vecinos superasen la producción casi clandestina de pitarras familiares posibilitado que las nuevas generaciones hayan levantado bodegas excelentes con vinos, cavas y otros productos que se pueden adquirir en infinidad de sitios y, según las marcas, también en el extranjero. Atrás quedaron, en ruinas perdidas dentro del Geoparque, cavernas, caseríos y aparejos donde hubo tristeza, a veces peleas, amores, despedidas y trabajo, mucho trabajo.

La unión

Así pues, podemos decir que tras haber vivido la peste negra, la unión y la expulsión de judíos, moriscos y cristianos, se construye la iglesia y se levanta poco a poco el pueblo que ahora vemos en torno a la carretera. La gripe de 1918 se llevó a 200 cañameranos: no hay quintos de aquel año.Cierta prosperidad llegará de nuevo a partir del reparto en 1923 de los «lotes» de tierra ya mencionado, a pesar de la Guerra Civil, y con las obras del ferrocarril para «matar el hambre» porque nunca llegó el tren. Y, ya en la actualidad, como en tantos pueblos de España, la emigración a regiones y países más desarrollados. Mejora el urbanismo, se construye el cuartel de la Guardia Civil y con la presa del Cancho del Fresno se abre una vía de futuro haciendo justo lo contrario de lo que se hizo en la reforma agraria de antes de la guerra: en vez de dividir y hacer lotes, quitar paredes y poner en regadío 800 hectáreas en las vegas del río Ruecas y del Cubilar.

Esteban Cortijo Parralejo es vicepresidente de la Asociación de Cronistas Oficiales de Extremadura

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