Lamenta que se esté "perdiendo el oficio"

Avelino busca sucesor tras más de 40 años en la carnicería de Pardaleras en Badajoz

Este negocio pacense, abierto en la década de los 80, se traspasa por jubilación

Avelino busca sucesor tras más de 40 años en la carnicería de Pardaleras

S. GARCIA

Badajoz

Avelino ha dedicado más de cuatro décadas a su carnicería en el barrio de Pardaleras, pero ahora, con 65 años, ha decidido dar el paso a la jubilación. A pesar de su despedida, no se va del todo: pone su negocio en traspaso, esperando que alguien se haga cargo del legado que empezó en 1982.

«Cuando llegué aquí, la calle era de tierra», recuerda Avelino, que, como muchos de sus clientes, ha visto cómo ha cambiado el barrio a lo largo de los años. «El matadero estaba en la avenida de Colón, ahora ni siquiera hay matadero en Badajoz. Todo ha cambiado». Aunque el negocio ha sido su vida, los tiempos ya no son los mismos, y después de más de 40 años cortando carne, es el momento de colgar el cuchillo.

El panorama de las carnicerías ha cambiado. Para Avelino es algo más que evidente: «Antes vendíamos en kilos, ahora la gente pide más por unidades. Los supermercados han cambiado todo», dice, señalando la situación en la que se encuentran los pequeños negocios. 

Este talaverano se ha dedicado en cuerpo y alma a su establecimiento. Asegura ser un carnicero «de los de antes». Se levanta a las cuatro de la mañana, todos los días, para estar a las cinco en la carnicería y comenzar a colocar el mostrador y realizar los pedidos. Así durante décadas. «No me fui de vacaciones hasta los 47 años», dice entre risas, recordando otros tiempos. Aún así, a pesar de los sacrificios, señala que siempre ha sido feliz en su trabajo. «He visto a generaciones crecer. Esto no es solo un negocio, es parte de mi vida», asegura Avelino.

Sin embargo, la falta de relevo es un problema. «Las grandes superficies han tomado el control, y los jóvenes ya no se meten en este oficio. Mis hijas no van a seguir con el negocio, porque yo tampoco quiero. Ellas ya tienen sus trabajos», comenta este carnicero, mientras atiende a los clientes que siguen llegando, algunos de toda la vida.

Su mayor deseo ahora es encontrar a alguien que quiera seguir con su trabajo. «El negocio está en traspaso, pero nadie ha preguntado por él aún», dice, preocupado por el futuro de pequeñas carnicerías como la suya. «Lo que diferencia a un sitio como este es el trato cercano, el consejo, algo que ya no encuentras en los supermercados», añade. 

A pesar de los cambios y de su decisión de retirarse, Avelino sigue trabajando con la misma dedicación. «Los jóvenes carniceros ya no saben ni matar a los animales, pero espero que alguien se anime. Las tradiciones no deberían perderse», concluye, mientras sigue sirviendo con el mismo cuidado a los clientes que siempre le han acompañado.

En su pequeño comercio, los clientes siguen llegando. «Avelino, dame medio kilo de lomo ibérico, por favor», pide una señora. Para Belén, vecina de Pardaleras, Avelino dejará «un sentimiento de pena» para el barrio. «Una carnicería auténtica, de las de toda la vida», añade la mujer.

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