ARAGÓN

Microsoft comienza a explorar las ruinas romanas bajo su centro de datos en Zaragoza

Múltiples proyectos tecnológicos ubicados por todo el mundo se han topado con yacimientos arqueológicos, desde restos vikingos en los países nórdicos a aborígenes en Australia

Un resto de una pieza de cerámica hallada por el arqueólogo José Luis Ona en el año 2009.

Un resto de una pieza de cerámica hallada por el arqueólogo José Luis Ona en el año 2009. / Redacción

Marcos Calvo Lamana

Zaragoza

Un equipo de arqueólogos técnicos explora minuciosamente desde principios de la semana pasada el subsuelo de la vasta parcela de Villamayor de Gállego, en Zaragoza, donde Microsoft levantará uno de sus tres centros de datos planificados en Aragón. Equipados con un georradar, una herramienta que permite detectar objetos y estructuras enterradas con el uso de ondas electromagnéticas, buscan profundizar en el estudio de los yacimientos romanos de los que se tuvo constancia a mediados del mes de febrero después de que la dirección general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón obligase a paralizar los sondeos geotécnicos en el entorno de las ruinas.

Así lo confirman fuentes oficiales de Microsoft y del Ejecutivo autonómico, que indican que los resultados no se demorarán más allá de unas semanas. Será entonces cuando se conocerá en profundidad el estado de los restos y, sobre todo, si merece la pena extraerlos o conservar estos hallazgos, que podrían corresponder a una villa agrícola altoimperial del siglo I o II. Como explicó a este diario el arqueólogo que documentó el yacimiento, las cimentaciones o los muros podrían estar a unos 30 centímetros bajo el suelo fruto de las labores de arado, dado que estas son tierras de cultivo. De ahí la necesidad de trabajar con un georradar.

El gigante tecnológico está en la fase inicial de su campus de datos en la comunidad, que está promoviendo a través de un Proyecto de Interés General de Aragón (PIGA) que también se presentará en los próximos meses con una inversión de unos 7.300 millones de euros en tres emplazamientos: Villamayor, La Muela y Zaragoza (en una parcela detrás del centro comercial Puerto Venecia).

La antítesis entre la nube de los datos y la arqueología no es exclusiva de Aragón, que acaba de empezar a captar milmillonarias inversiones en el sector tecnológico. Otras regiones de todo el mundo han abanderado la primera oleada de los almacenes de información. Uno de los casos es el de Irlanda, centro neurálgico de esta pujante industria. Prospecciones realizadas cerca de Dublín revelaron restos medievales, incluyendo estructuras y artefactos de los siglos XII a XIV. En algunos casos, los hallazgos retrasaron los plazos de los proyectos o se requirieron modificaciones de diseño.

Artefactos vikingos y restos precolombinos

Lo mismo ocurrió en el corredor de Slough, en el entorno de Londres, donde se encontraron restos romanos y medievales durante excavaciones preliminares. En el año 2018, se hallaron vestigios de la Edad de Hierro bajo un centro de datos en Kent. Y en la ciudad danesa de Aalborg se identificaron artefactos vikingos, incluyendo herramientas y cerámica del siglo X.

Como es evidente, en cada territorio donde se instalan estos almacenes de información los yacimientos que proliferan responden a culturas muy diferentes. En el caso de Oriente Medio, las prospecciones previas de una iniciativa desarrollada en Doha (Catar) afloró herramientas líticas de culturas nómadas cuyos orígenes se remontan hasta el año 3000 a.C. En Hong Kong también se hallaron restos de la era colonial británica (siglo XIX) y cerámica de la dinastía Ming, mientras que en Australia se encontraron restos de herramientas aborígenes. En la isla, la legislación vigente exige consultas con comunidades indígenas antes de construir.

También han aparecido restos de pueblos indígenas en el nodo más importante de centros de datos del mundo: el Estado de Virginia, en EEUU, donde se identificaron herramientas y cerámica de la cultura algonquina. En Arizona, un proyecto de Google requirió prospecciones que revelaron artefactos de culturas Hohokam (siglos XIII-XV), lo que obligó a ajustar el diseño para preservar el área.

Por último, en Santiago de Chile y Atacama se identificaron jeroglíficos y senderos precolombinos. Algunas empresas han financiado investigaciones para documentar estos yacimientos, lo que abre una puerta a conocer en profundidad todos los restos arqueológicos ocultos bajo el suelo del disco duro de la nube y la inteligencia artificial.

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