Opinión | Calle libre

Efectos psicológicos

No hay que obviar que en España (algo que posiblemente no se haya divulgado suficientemente) se realizaron una gran cantidad de reparaciones a las víctimas de la Dictadura franquista. Sobre todo tras el triunfo socialista de Felipe González en 1982

Felipe González y Alfonso Guerra en el 82.

Felipe González y Alfonso Guerra en el 82. / EL PERIÓDICO

A nadie de los que asistimos al devenir de las numerosas actuaciones y actividades que se están realizando en torno de la Memoria Democrática, se le escapa el protagonismo que están teniendo las cuartas generaciones.

En unos momentos en los que se critica el acercamiento de un sector de la juventud ( fundamentalmente la más desinformada o la de menor nivel intelectual) hacia postulados totalitarios, nos encontramos con un nutrido grupo de chicas y chicas que quieren, no solo conocer la vida de sus abuelos, sino aprender de sus testimonios.

Y esto lo hacen debido, en buena medida, a los efectos psicológicos que causó en sus antecesores: desde el silencio de los más inmediatos a la tragedia, hasta el miedo y el olvido del resto para evitar lo que ellos entendían como «males mayores».

Por otra parte, el escritor Isaac Rosa nos habla, en este sentido, del papel que desempeña el alcance mucho mayor para la difusión y el conocimiento de la Memoria a través de la ficción, de la literatura, de la creación..., que otras disciplinas. Así sucede también, por ejemplo, con el cine, que nos permite vivir el pasado en el presente.

Existe, por consiguiente, una responsabilidad de los autores a la hora de transmitir, no sólo conocimiento, sino también valores.

A partir de 1960 las consecuencias del Holocausto se fueron dando a conocer de manera generalizada. En este caso no era olvido, sino que a los protagonistas les resultaba muy duro revivir situaciones que, con el paso del tiempo, todavía nos cuesta asumir como reales.

De ahí la función primordial de los medios audiovisuales. Con el desarrollo, sobre todo de la televisión, hemos podido asistir a la recreación de un ingente caudal de imágenes que contribuyen a darnos una aproximación muy certera de situaciones terriblemente desgarradoras, pero necesarias de conocer. Hoy esa misma función la pueden desempeñar otras herramientas surgidas con el nacimiento de internet ( la manipulación de imágenes sería objeto de otro debate).

Hay que añadir para completar este diagnóstico, que la relación de Memoria con la creación se aceleró a lo largo de los años posteriores a la Transición y que fue complementario a lo que no se pudo hacer en la realidad. Más que por olvido, por miedo.

Argentina, que vivió una terrible dictadura a finales de los años 70 y comienzos de los 80 del pasado siglo, sin embargo, optó por otro camino tras recuperar la Democracia. Allí, sí se juzgaron a los responsables de los crímenes y todo este proceso fue tremendamente mediático y, por ende, reconfortador.

Si bien, para finalizar, no hay que obviar que en España (algo que posiblemente no se haya divulgado suficientemente) se realizaron una gran cantidad de reparaciones a las víctimas de la Dictadura franquista. Sobre todo tras el triunfo socialista de Felipe González en 1982, como muy bien reflejaba en El País el pasado 23 de mayo la historiadora Teresa Elorriaga Planes. 

Fernando Ayala es historiador.

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