546.000 + dietas

Así, del tirón. Que no digo yo que cada cual no se apañe como pueda y tenga por conveniente. Y que si alguien se los paga por algo será. Y ya. Hasta aquí. Luego viene el resto. Las sombras. Las dudas. Quizá debiera haber escrito sospechas. Es lo que tienen las puertas giratorias, desatan las sospechas. Y más cuando se conocen semejantes sueldos. Ahí es nada, quinientos cuarenta y seis mil euros más dietas. ¡Anda! Bien apañada queda la que fue ministra de Zapatero. Que no digo yo que no se los merezca, que solo digo que, visto lo visto, me pasma. Red Eléctrica, operador privado según Sánchez. Operador privado, enchufe público. De todos es sabido que en las eléctricas no se pasa frío en invierno ni calor en verano. ¿Qué partido no tiene a media cuadrilla cobrando de las eléctricas? O de Telefónica. O de lo que se tercie. Aquí o tienes padrino o no te bautizas. Así desde siempre. Lo triste es que pasan los siglos y ahí seguimos, envueltos en el nepotismo de ver como los hijos de los políticos con mando en plaza tienen francas las puertas del empleo (y un sueldo de algo más que el salario mínimo que es lo que viene a cobrar todo hijo de vecino). Lo digo a cuenta del hijo de Conde-Pumpido. Claro que de un apellido suturado es razonable esperar grandes aspiraciones. El hijo de Conde y los demás, que haberlos haylos…

Quinientos cuarenta y seis mil euros y se llama a andana. Así, entre el pasmo y la negligencia. La amiga y compañera (de partido) del galgo de Paiporta no sabe cómo fue que en España (y Portugal) hubo un apagón a la venezolana. La tal Beatriz Corredor, presidenta de Red Eléctrica desde 2020, sanchista pregonada, ha declarado que si tuviera conciencia de haber hecho algo mal asumiría su responsabilidad. Yo, quizá por no tener la linterna a mano, leí que si tuviera conciencia asumiría su responsabilidad. Un error lo tiene cualquiera. Conciencia no todos. Es evidente, evidentísimo, que este apagón no debería haberse producido; tan evidente como que la responsable de que ocurriera es Beatriz Corredor. Que no sepa nada de electricidad no la exime de su responsabilidad. Los quinientos cuarenta y seis mil euros del ala la obligan. El cargo la obliga. En términos de novela policiaca diríamos que el cadáver ha aparecido en su despacho. Eso bastaría para que dimitiera. Pero no dimite, como no dimite el podenco de Paiporta. Ni Marlaska. Ni García Ortiz. Ni el sursuncorda, por muy a dos velas que nos hayan dejado.

Beatriz Corredor miente cuando dice que este asunto no depende de Red Eléctrica. Ya me dirán ustedes de quién va a depender… ¿De la Dirección General de los Registros y del Notariado? ¿Del cuidador de los leones del Price? A estas alturas seguimos sin una explicación coherente. Nada salvo veladas acusaciones a la energía nuclear (ay, Almaraz, ay Extremadura, además de cornuda, apaleada). Tanto desparpajo deja perplejo a cualquiera. Y por si al asunto le faltara su puntito wokelandia a la tal Beatriz le parece que el sistema eléctrico de su digna dirección no solo es el mejor sistema eléctrico del mundo, sino también el más resiliente. Resiliente dice. Ahí es nada. ¡Olé, qué arte! De vergüenza ajena… Resiliente, su sueldo. De mármol, su jeta. La de ella y la de quien la enchufó. Pero que se anden con ojo, que si se va la luz lo mismo se joribian las puertas giratorias.