Reivindicación del calbote

El pasado puente de Todos los Santos he vuelto a disfrutar del calbote. Frente a las tradiciones importadas yanquis, la costumbre de asar castañas en el campo con los amigos, recordando a aquellos que nos dejaron es una de las más sanas y auténticas. ‘Calbote’ es una palabra empleada en Ávila y Extremadura que hace referencia tanto a la castaña asada como al ritual de asarla. En cualquier caso, en la edad media se hacía un pan de bellota o castaña al que se le daba ese nombre. Ahí puede estar el origen de la palabra.

También existe un puchero de barro denominado ‘calboche’, específico para poner las castañas al fuego.

A mí lo de ‘truco o trato’ venido de las Américas me parece, sencillamente, hortera. Más nos vale preservar nuestras costumbres y tradiciones en vez de acabar subsumido por rituales consumistas. Ya sé que a los más pequeños les gusta eso de salir disfrazados a que les den caramelos, pero donde esté un buen calbote que se quite Halloween. La castaña para asarse bien necesita leña de encina y que estén rajadas. Salen de la lumbre calentitas, blandas y con un aroma muy especial que me devuelve a la infancia, a tiempos pasados donde la muerte parecía algo lejano. Ahora ya la de la guadaña es una realidad cercana y temible. Dicen los Evangelios que estemos preparados, porque no sabemos el día ni la hora.

Otro de los rituales que me gustan del Día de Difuntos es el del Don Juan Tenorio. En especial me atrae sobremanera la escena del convidado de piedra. Me parece que ir al teatro es una costumbre excelente todos los días del año, pero en especial hacerlo con motivo del día de difuntos es algo que no deberíamos perder. Todavía hay en algunas ciudades esta tradición de recordar al burlador de Sevilla, pero cada vez menos.

En definitiva, estoy harto de calabazas, de novias cadáver, de exaltación de lo tétrico sin ningún sentido. Donde esté un buen calbote o un buen Tenorio, que se quiten las tradiciones venidas allende los mares. 

Siempre tengo la sensación de que todo lo bueno se está perdiendo sumido bajo una losa de estupidez y corrección política.