Opinión | Editorial
La economía de Cáceres debe fomentar la industria, además del turismo

Terraza en la plaza Mayor de Cáceres.
Tras años de anuncios y apuestas, la industrialización de Cáceres se encuentra aún más cerca de la utopía que de la realidad. Pese al crecimiento del sector a partir de la pospandemia, los servicios siguen dominando más del 60% del empleo y de la producción de riqueza de la capital y el conjunto de la provincia. La hostelería y el empleo público encabezan la ocupación y las ofertas de empleo, aunque empiezan a asomar otros perfiles de mayor cualificación como los técnicos de producción de energía y los operadores con formación en química. Existe, pues, una clara relación entre la necesaria transformación del mercado laboral con proyectos en marcha como el Centro Ibérico de Investigación en Almacenamiento Energético (CIIAE), que puede suponer el gran revulsivo, o la instalación de renovables, cuyos puestos de trabajo se reducen considerablemente cuando se encuentran plenamente operativas. Mención aparte merece la polémica apertura de la mina de litio, con el atractivo de los cientos de puestos de trabajo directos e indirectos aunque permanece sin resolver la controversia que genera entre instituciones y gran parte de la sociedad cacereña.
Pero el grueso de la demanda de empleo sigue basándose en puestos de operario ligados a la hostelería o a otros servicios, algunos de ellos emergentes, como el dedicado al cuidado de dependientes y mayores.
La precariedad laboral es uno de los factores que determinan las terribles cifras sobre la pobreza en Extremadura que reflejan las estadísticas de observatorios europeos como el publicado por este diario el pasado miércoles. La región encabeza la tasa de pobreza y exclusión social de toda España. Solo la creación de empleo de calidad puede revertir una situación tan calamitosa y redistribuir la creación de riqueza y de oportunidades en una comunidad que da muestras claras de despegue, aunque repartida de forma desigual por el territorio.
El turismo se ha consolidado como piedra angular de la economía cacereña. Solo hasta junio de este año los visitantes de la ciudad, Patrimonio de la Humanidad, y que aspira, con potentes argumentos y proyectos, a capital cultural europea, superan los 80.000. Contar con suficientes plazas hoteleras es uno de los retos a los que se enfrenta la ciudad en los próximos años, con ejemplos esperanzadores como la transformación en hotel de una cadena de lujo del Palacio Godoy. Sin embargo, el turismo, todavía demasiado volátil en cuanto a pernoctaciones, debe ser completado con otras actuaciones para consolidar la economía cacereña.
Atraer a inversores hacia zonas tradicionalmente excluidas de los grandes ejes de desarrollo resulta siempre una misión complicada. Aún más si existen graves condicionantes de movilidad y conectividad, como es el caso. Los problemas de esta índole afectan tanto a Cáceres como a Badajoz, pero en la provincia de Cáceres coinciden otros factores que dificultan esa pretendida industrialización, una asignatura pendiente de varias décadas.
El suelo industrial, requisito indispensable para la instalación de factorías de mediano o gran tamaño, además de escaso, se encuentra mayoritariamente en manos privadas, lo que dificulta la puesta a punto de los polígonos y encarece cualquier implantación.
La iniciativa pública ha brillado por su ausencia. Las Capellanías podría ser el ejemplo de promoción institucional a través de la sociedad estatal Sepes. Han pasado más de 50 años desde su delimitación inicial. Otros cinco desde la modificación urbanística con la que se trató de animar a los inversores con una reparcelación que dividía en unidades de menor tamaño las hectáreas libres. En el mismo lugar, la cuestión financiera parece haber condenado la posible ampliación, a expensas de que pueda fructificar las conversaciones mantenidas entre el alcalde de Cáceres, Rafael Mateos, y el consejero de Economía, Guillermo Santamaría, para promover en terrenos cercanos.
El ayuntamiento no tira la toalla y ha habilitado una partida de 100.000 euros para estudiar cambios en las normas urbanísticas que permitan desarrollar el necesario suelo para la creación de negocios. De nuevo se trata de suelo privado, pero solo la iniciativa pública puede desatascar el obstáculo en el desarrollo industrial de la ciudad de Cáceres. La oportunidad coincide con la posibilidad de aprovechar fondos europeos como los Next Generation, que facilitarían la financiación de la segunda parte con ayudas para la puesta a punto en cuestiones como la conectividad. Así lo están haciendo otras comunidades autónomas. Cáceres puede y debe seguir la senda del desarrollo, más allá del turismo y del empleo derivado de las istraciones públicas.
Suscríbete para seguir leyendo
- Piden 16 años de cárcel para un trabajador del Hospital Universitario de Badajoz por consultar 384 veces datos clínicos de familiares
- El nuevo mirador de la provincia de Cáceres: una vista del paisaje a más de mil metros en La Garganta
- La responsable de la PAU ante las quejas en Lengua: 'Tranquilidad a los alumnos, a la hora de corregir se tiene en cuenta la dificultad
- La Asamblea de Extremadura da el primer paso para suprimir los aforamientos tras la entrada de Gallardo
- Habla el autor de la sintaxis de la PAU en Extremadura: 'Para horror del alumnado, ha aparecido una frase mía
- El PSOE pide el cese del concejal de Urbanismo en Cáceres por ser socio de una empresa ligada a la ampliación de suelo industrial
- Fotogalería | Así ha quedado el Mirador de La Garganta
- Las incidencias de la PAU: dos alumnos atendidos por el 112 y otro 'pillado' con el móvil