José Gómez Narváez fue uno de los 127 extremeños que mataron en la cárcel vasca de Orduña (Vizcaya). Esta prisión fue levantada en 1937 en el colegio de los Padres Jesuitas. En los primeros momentos albergó a prisioneros leales a la República y, a partir de 1939, para presos calificados por los fascistas como desafectos al régimen. Los extremeños, 125 de la provincia de Badajoz y 2 de la cacereña, llegaron procedentes de los campos de concentración de Castuera y de Santo Domingo (Mérida), así como de las cárceles de la región. El trabajo de exhumación de restos lo ha desarrollado Gogora - Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos del Gobierno de País Vasco.
Su familia recuperó su cuerpo, que ya descansa en el nicho familiar en el cementerio viejo de Badajoz.