Problemática en un inmueble del recinto

Un okupa en la casa del Teatro Romano de Mérida

La antigua caseta de entrada al monumento fue cedida en uso por el Ministerio de Cultura al taquillero de la familia Perdigón, en torno a los año 40-50, sin embargo, uno de sus hijos sigue ocupando actualmente la vivienda asociada a este espacio sin autorización, a pesar de los requerimientos que se le han hecho para que la desaloje

La vivienda se sitúa en la zona de entrada al conjunto monumental.

La vivienda se sitúa en la zona de entrada al conjunto monumental. / EL PERIÓDICO

Mérida

La vivienda asociada a la antigua caseta de entrada al Teatro Romano de Mérida, situada a unos 50 metros por debajo de la actual entrada al recinto, continúa ocupada sin ninguna autorización por Miguel, uno de los hijos del taquillero de la familia Perdigón, al que el Ministerio de Cultura cedió su uso en los años 40-50 para que viviera allí con sus familiares mientras desempeñaba sus funciones. Según informan desde el Consorcio de la Ciudad Monumental, esta persona sigue ocupando el inmueble, sin realizar trabajo alguno para el organismo ni en el monumento, y a pesar de los requerimientos que se le han hecho para desalojarla.

«No existe, según los datos de los que dispone el Consorcio, escrito de autorización de uso, solo autorización verbal por parte del Ministerio», sostienen. El Consorcio gestiona este recinto monumental por delegación de las entidades consorciadas desde su creación en el año 1996. «En 2020 y 2021 se remitió una solicitud para que tramitaran el desalojo por la vía legal oportuna o, en su caso, se concediera autorización al Consorcio para que lo hiciera, sin respuesta alguna por parte del Ministerio», añaden. De hecho, este diario ya informó hace tres años de esta situación y todo sigue igual.

En diciembre de 2020, el Consorcio le remitió un escrito a la entonces directora general de Bellas Artes informando de la situación, de lo «anacrónico e inexplicable de la situación en pleno s. XXI», y se le adjuntó un informe arquitectónico sobre la precaria situación del inmueble, en el que «se le comentó la necesidad de resolver este asunto legalmente». Para ello se debe contar, como propietario del recinto, con la «autorización y el beneplácito» de Cultura.

 En este primer documento, el organismo monumental trasladó que existía una cesión o arrendamiento en precario de un espacio en el interior del teatro romano, inmueble que pertenece al Estado. «En un precario, la istración puede acordar la recuperación del inmueble cuando han desaparecido, como es el caso, las circunstancias que lo motivaron», apostillan desde el Consorcio.

En respuesta a este escrito, la Dirección General de Bellas Artes requería mayor información al respecto, a lo que el Consorcio respondió comentando «la falta de información y documentación al respecto debido a los años transcurridos» y tan solo se pudieron aportar informaciones de carácter oral. «Sobre este último escrito ya no se ha recibido respuesta», aseguran. De esta forma, la realidad es que la caseta sigue estando habitada por un inquilino sin ningún tipo de permiso y no hay visos de que se vaya a poner fin a esta problemática, al menos, a corto plazo.

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