Uno de los puntales exportadores de la comunidad autónoma

El corcho extremeño afronta la doble amenaza de aranceles a tapones y vino

Anualmente se envían a EEUU unos doscientos millones de unidades. A la caída de ventas que pueda sufrirse en este mercado, se suma el daño que cause al sector la menor demanda de productores vinícolas de todo el mundo

Planchas de corcho a la espera de ser transformadas.

Planchas de corcho a la espera de ser transformadas. / Glòria Sánchez (Europa Press)

No hay nada que exporte más Extremadura a Estados Unidos que tapones de corcho. Unos 20 millones de euros el año pasado, más de un tercio del valor de todos los bienes que compró este país a la comunidad autónoma en 2024. Un montante que se traduce en unos doscientos millones de tapones hechos de este material natural que, como destaca el presidente de Asecor, Joaquín Herreros de Tejada, hasta ahora ha sido muy valorado por el consumidor estadounidense tanto por sus valores «funcionales» como «ambientales».

El máximo responsable del clúster del corcho, que tiene sede en la localidad pacense de San Vicente de Alcántara, reconoce que el escenario que se ha abierto de guerra comercial está generando «bastante preocupación» entre las empresas corcheras. No solo por el impacto directo que puede tener un encarecimiento del 20% para su producto en el mercado estadounidense, sino por toda la serie de daños colaterales e indirectos que ocasionará una escalada arancelaria para un producto que es uno de los puntales del tejido exterior extremeño, con 205,7 millones de euros exportados el año pasado. 

De inicio, las firmas corcheras confiaban en quedar fuera de la acometida arancelaria de Donald Trump. Por pura lógica económica: «Estados Unidos no es productor de corcho ni de tapones de corcho y, sin embargo, consume una cantidad significativa de ellos», señala. Por tanto, no había ningún producto interno que proteger. Sin embargo, finalmente, eso tampoco les ha salvado y, como el resto de bienes con origen en la UE, se han encontrado con la previsible imposición de una tasa del 20% lineal.

Cuarto productor de vino del mundo

Estados Unidos es el cuarto productor de vino del mundo, tras Italia, Francia y España. Herreros de Tejada calcula que, aproximadamente, uno de cada cinco tapones de corcho que se emplean en Estados Unidos es extremeño. A partir de ahora todos los que utilicen sus embotelladores se verán encarecidos, de media, dos céntimos por unidad. Un sobrecoste que, a priori, «puede interpretarse que no es mucho» para el consumidor final que compra una botella pero, en el sector industrial, y con grandes volúmenes de compras, recuerda, «cada céntimo pesa».

Los proveedores, apunta, probablemente pidan en un primer momento que sean los fabricantes los que asuman este encarecimiento, algo que Herreros de Tejada ve «difícil» por el contexto del que se viene. «Llevamos 5 años de una situación relativamente compleja. Desde la pandemia hemos tenido bajadas de producción enormes en algunos años, y los que han sido buenos de ventas, han estado acompañados por una subida espectacular de precios en campo», esgrime.

En este punto, resalta, la «primera amenaza» que afrontarían los tapones de corcho sería que los estadounidenses opten en mayor o menor grado por otros productos sustitutivos, como las roscas de aluminio o el tapón sintético. «Una fábrica de tapón de plástico se puede introducir en Estados Unidos y empezar a producir en pocos meses», menciona.

Consecuencias indirectas

Esa sería una posible consecuencia directa. Pero ni el corcho es el único producto que tendrá aranceles para entrar en EEUU ni España el único país castigado con ellos. Los principales clientes y los que más valor añadido le dan al tapón de corcho son las bodegas. Y el vino que quiera entrar en Estados Unidos también tendrá que hacer frente a las mismas barreras comerciales. «Nuestros clientes en Europa o en otros lugares del mundo donde se produce vino, como Sudamérica o Sudáfrica, también van a ver como sus exportaciones a Estados Unidos se verán sometidas a aranceles», precisa. Si ante una subida de precio el mercado norteamericano reduce sus compras de esta bebida alcohólica a otros países, eso «probablemente» hará que «dejen de venderse» muchos más tapones con origen en la comunidad autónoma.

Proceso de fabricación de tapones de corcho.

Proceso de fabricación de tapones de corcho. / Glòria Sánchez (Europa Press)

Por otro lado, Extremadura comercializa no solo corcho en formato tapón, también lo hace en bruto, en planchas o granulado, que sobre todo va a parar a Portugal. Con él, sus empresas transformadoras fabrican tapones que se envían también a todo el mundo. Al país vecino se vendió el año pasado corcho extremeño por valor de más de cien millones de euros, parte del cual puede verse igualmente afectado. Así que este contexto «no solamente implica a los fabricantes de tapón que exportamos directamente a Estados Unidos, sino a cualquier agente de la cadena de transformación del corcho que, de forma directa o indirecta, haga productos que potencialmente puedan llegar allí», arguye. 

Como tercer riesgo el presidente de la asociación de empresarios del corcho señala el daño que el panorama de incertidumbre económica que se ha generado infligirá a un sector como el del vino, cuyo consumo «enseguida suele verse afectado por los climas de desánimo económico».

Acopio en los últimos meses

Estados Unidos fue en 2024 el tercer destino al que más corcho exportó Extremadura, tras Portugal (100,9 millones) y Francia (66,5 millones). De momento, los envíos no se han ralentizado, puntualiza Herreros de Tejada. Más bien ha habido «un fenómeno contrario», ya que en previsión de lo que pudiera ocurrir con los aranceles (sobre todo en el sector del vino, para el que Trump llegó a adelantar tasas del 200%), los importadores americanos han hecho acopio en los últimos meses.

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