La Terrona vs. La Encina Madre: duelo de gigantes en la dehesa extremeña

En plena dehesa extremeña, dos colosos árboles se disputan el título de ser la encina más impresionante de la Península Ibérica. Hablamos de La Terrona, la encina de mayor tamaño conocida, y su gran rival, La Encina Madre, situada entre los municipios de Valverde de Leganés y Almendral. Ambas han sido testigos del paso de los siglos y son orgullo de la naturaleza extremeña. Pero, ¿cuál se lleva el título definitivo? Vamos a desgranarlo.

La Terrona: la reina de las encinas

Si hablamos de dimensiones, La Terrona, ubicada en el término municipal de Zarza de Montánchez, es la gran campeona. Con más de 16 metros de altura, un tronco que ronda los 7 metros de diámetro y una copa de unos 30 metros de extensión, esta encina milenaria es un auténtico monumento natural. Se estima que tiene entre 800 y 1000 años de antigüedad, lo que significa que ha sido testigo de incontables acontecimientos históricos en la región.

La encina más grande y mejor conservada del mundo se encuentra en Cáceres

Pero no es solo cuestión de números. Su porte majestuoso y su frondoso ramaje la hacen un espectáculo digno de irar. Ha sobrevivido a tormentas, sequías y cambios climáticos, manteniéndose como un símbolo de resistencia y longevidad. En 2019, sufrió un desprendimiento de algunas de sus ramas más antiguas, lo que despertó una gran preocupación entre los vecinos y defensores de la naturaleza. Afortunadamente, sigue en pie, aunque requiere de atenciones especiales, como muletas de sujección, para su conservación.

La Encina Madre: un legado de fuerza y resistencia

Si bien La Terrona presume de dimensiones colosales, La Encina Madre no se queda atrás. Ubicada en El Romo, un paraje de singular belleza entre los municipios de Valverde de Leganés y Almendral, esta encina destaca por su gran porte, con una copa de unos 25 metros de extensión y un tronco robusto con más de 5 metros de diámetro.

Aunque no es la encina más alta, su forma irregular y retorcida le otorga un aspecto único, casi mágico. Su longevidad también es destacable: se estima que tiene alrededor de 800 años, lo que significa que ya existía en tiempos medievales, cuando los reinos cristianos y musulmanes luchaban por el control de la Península.

Pero lo que realmente hace especial a La Encina Madre es su historia y simbolismo. Se dice que ha sido punto de encuentro de pastores, refugio de caminantes y hasta testigo de antiguos ritos de la zona. En la tradición local, se habla de su sombra como un lugar de descanso para generaciones de ganaderos y campesinos, que han encontrado cobijo bajo su enorme copa en los días de calor extremo.

El paso del tiempo y los fuertes vientos terminaron causandole importantes daños décadas atrás. Para sustentar sus gigantescas ramas y prolongarle la vida el mayor número de años posible, un equipo de técnicos valencianos y de la Junta de Extremadura procedieron a la restauración de la Encina Madre el verano del 2007.

Hoy, el anciano árbol se apoya sobre 20 muletas. Los cuidados y la sensibilidad demostrada por este extraordinario monumento natural vivo, muy querido en la comarca y declarado Árbol Singular de Extremadura, resulta todo un ejemplo digno de tenerse en cuenta.

¿Cuál es la gran ganadora?

Difícil decisión. Si nos basamos en dimensiones y popularidad, La Terrona se lleva la corona. Pero si lo que buscamos es historia, arraigo y una estampa única, La Encina Madre tiene un encanto difícil de igualar. Además, en la última década, se han realizado esfuerzos de conservación en ambas encinas, por lo que se encuentran parejas en cuanto a estado de conservación. En cualquier caso, ambas encinas son joyas vivientes que merecen ser visitadas y cuidadas para que sigan siendo testigos del tiempo, así como espectáculo natural para todos los que se animan a visitarlas.

Valverde de Leganés: Tierra de árboles singulares

Si hay un lugar que puede presumir de tener verdaderos monumentos naturales, ese es Valverde de Leganés. Además de La Encina Madre, este municipio extremeño es hogar del Almendro Real, un majestuoso ejemplar que en floración ofrece un espectáculo visual incomparable. Este almendro centenario es uno de los más grandes de España y es un claro testimonio de la riqueza botánica de la zona.

Y si nos desplazamos un poco más, nos encontramos con Los Pinos de Tieza, otro tesoro arbóreo de la región, compuesto por varios pinos monumentales que han crecido de manera impresionante muy cerca de la finca romana La Cocosa.

Extremadura es tierra de encinas, de dehesas infinitas y de naturaleza en estado puro. Y tanto La Terrona como La Encina Madre son solo dos ejemplos de los monumentos naturales con los que cuenta la región.