Robo en Viñaoliva: «No es el valor del cable, es el daño que han hecho»

El pasado lunes por la mañana, cuando los trabajadores de Viñaoliva comenzaron a llegar a la sede de esta firma en Almendralejo, se encontraron con que no había luz eléctrica en ningún lugar de las instalaciones. Buscando cuál era la causa del problema, los empleados «vieron registros levantados, y fue cuando se fijaron en una puerta a la que habían reventado el candado. Fue allí por donde entraron», explica Miguel Monterrey, el presidente de esta sociedad cooperativa de segundo grado, de cuya sede la noche anterior habían sustraído alrededor de cinco kilómetros de cable de cobre.

Con el fin de extraerlo, los ladrones puentearon una carretilla elevadora a la que previamente le habían quitado la luz giratoria para que no les delatase. Con ella fueron tirando de los cables, algunos de ellos «muy largos, de más de 200 metros. Ocho líneas por un lado, y 16 por otro». Era cable de 240 milímetros de sección, pero su valor, que puede rondar los 25.000 euros, o el de las arquetas y puertas rotas, es lo de menos. Lo peor es el contratiempo causado a esta firma agroalimentaria, la que más factura de Extremadura, por encima de 150 millones en 2023 y una previsión de rondar los doscientos en el ejercicio pasado.

Olivares extremeños vigilados con drones contra los robos de aceitunas

El robo paralizó todas sus actividades. Afectó a sus envasadoras de vino y aceite o al concentrador de mosto. «Tenemos pedidos de todo el mundo, mostos que igual van a África que a China, pero ayer [por el lunes] estaba todo paralizado. Las oficinas no se pudieron ni abrir, no había ordenadores, el servidor estaba anulado…», detalla Monterrey. «No es el valor del cable, es el daño que han hecho», resume.

El lunes por la tarde se habilitó una instalación eléctrica provisional para disponer de algo de luz y ya se pudo comenzar a trabajar en las oficinas. El objetivo era ir recuperando la normalidad en el resto de actividades entre ayer y hoy. «Tenemos pedidos de toda España y de fuera ella, le embotellamos a otras empresas, Viñaoliva la forman 26 cooperativas y les surtimos todo. Cada una de ellas trae aquí su vino o su aceite y se le envasa. Hay que recuperar cuando antes la normalidad, porque si no, no llegamos», apostilla. Las consecuencias podrían haber sido todavía a peores si el robo llega a producirse durante la campaña de molturación de la aceituna, recién finalizada la pasada semana. «Hubiésemos tenido que desviar camiones o remolques a otros molinos», añade.

Monterrey está convencido de dos cosas. Una es que quienes han cometido el robo «son profesionales. El cable estaba cortado como lo hacen los especialistas», aduce. La otra es que, por su forma de actuar, «conocían el sitio, segurísimo». Entre otras cosas, porque se llevaron también el equipo con el que se graban las pesadas de aceituna (previsiblemente para que no les captase), cuya ubicación, esgrime, no era nada fácil de encontrar.

Ahora el presidente de Viñaoliva confía en que las cámaras de videovigilancia ayuden a identificar a los infractores. O las propias o las de algunas de las empresas cercanas. Y lo fundamental, espera que un suceso como este no se repita. Por lo pronto, esta sociedad cooperativa ya se plantea poner personal de seguridad para cubrir las horas en las que no hay operarios trabajando en sus instalaciones o incluso «soldar todos los registros, por lo menos para que [los ladrones] tengan más trabajo».

La Guardia Civil está investigando este robo y trabaja en tratar de averiguar dónde va ese material, «que es la mejor forma de evitar los robos». Así lo señaló ayer el delegado del Gobierno en Extremadura, José Luis Quintana, informa Europa Press.

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