Acuerdo de París
La UE acelera para reducir sus emisiones un 54% de aquí a 2030
La Comisión confía en lograr los objetivos de reducción de emisiones si los países respetan sus planes

La UE, cerca de lograr sus metas de reducción de emisiones y su objetivo de renovables para 2030
La Unión Europea está “en vías” de reducir sus emisiones netas de gasas de efecto invernadero alrededor del 54% para 2030, un punto por debajo del compromiso original, si los gobiernos cumplen con los planes nacionales que presentaron a la Comisión Europea y cuyo análisis ha hecho público el Ejecutivo comunitairo este miércoles.
“Nos complace decir que la UE va por buen camino para alcanzar su objetivo de 2030”, ha dicho el Comisario de Clima, Wopke Hoekstra en rueda de prensa. Según los cálculos de la Comisión, el bloque ha reducido sus emisiones un 37% respecto a 1990. Solo entre 2022 y 2023, a pesar del repunte de la actividad económica tras la pandemia, logró una reducción del 8%.
En el marco del Acuerdo de París, le legislación europea establece marcos comunes para la planificación, el análisis y la rendición de cuentas de los avances en los objetivos de lucha contra el cambio climático. En la práctica, esos compromisos se traducen en planes nacionales que deben ir actualizándose y que el Ejecutivo comunitario evalúa después. Esos planes, y su contribución a los objetivos del acuerdo, es lo que ha presentado la Comisión.
Bruselas ha certificado, en base al análisis de esos planes, que los gobiernos han hecho esfuerzos significativos, que permiten a la Unión acercarse al objetivo de 55% de reducción de emisiones que se marcó para dentro de cinco años. Para el comisario, los planes nacionales que su equipo ha evaluado y que describen las políticas de energía y clima de los estados ya están mostrado resultados “impresionantes”. “Si seguimos esa trayectoria”, ha dicho Hoekstra, “estoy seguro de que podemos lograrlo”.
España
En el caso de España, según los cálculos de la Comisión, nuestro país reducirá sus emisiones un 32% para 2030, aunque espera alcanzar la netrualidad climática en 2050. El plan pone el foco en dos de los sectores más contaminantes de la economía española: el transporte y la agricultura. Bruselas advierte en us informe que aunque el país va en buen camino “una parte significativa de la reducción de emisiones se debe a medidas que aún no se han aplicado plenamente”.
La Comisión ha identificado un buen número de áreas en las que España todavía puede hacer más. En particular, Bruselas llama a tomar más medidas en la lucha contra la desertificación, para mejorar de la resistencia de los bosques al cambio climático o para aumentar la captura de carbono. También pide pasos concretos para eliminar gradualmente las subvenciones a los combustibles fósiles.
Otro de los puntos flojos del plan de España son las medidas de adaptación al cambio climático. Aquí Bruselas pide prestar “especial atención” a posibles “conflictos intersectoriales” entre la producción de energía, la agricultura y el uso urbano del agua, pero también entre regiones. También llama a tener en cuenta el impacto del cambio climático en infraestructuras críticas, en particular en el ámbito de la energía.
También identifica la descarbonización de la industria, le eficiencia energética en el transporte, el equilibrio entre acelerar la implantación de energías renovables con el respeto al medioambiente y las personas entre los principales retos. Además, la Comisión pide al gobierno “un análisis más detallado y sólido de las repercusiones sociales y laborales” de la transición.
Ambición verde
Para Teresa Ribera, vicepresidenta ejecutiva para una transición competitiva, verde y justa, que el objetivo vaya alcanzarse al tiempo que la economía europea sigue creciendo, da una muestra de que las politicas verdes no están reñidas con la competitividad. “La agenda verde impulsa la inversión”, ha defendido Ribera. “Podemos gestionar las vías de descarbonización junto con este impulso de la competitividad para crear riqueza”, ha añadido.
La española ha insistido en seguir trabajando para lograr los objetivos marcados también en el ámbito de las energías renovables y la eficiencia energética. Hoekstra ha destacado la importancia de las inversiones también en tecnologías que contribuya a la descarbonización, la electrificación, la modernización de las redes o la mejora de la integración del mercado eléctrico europeo. Iniciativas como el Pacto para una Industria Limpia, el Plan de Acción para una Energía Asequible, o la reducción de la dependencia de combustibles fósiles van en esta dirección.
Ribera advierte además de que el coste de la inacción es mayor. “Cada desastre climático para el que no estamos preparados nos golpea más fuerte. Impone más costes a nuestra economía y crea más perjuicios sociales”, ha dicho la vicepresidenta ejecutiva. Solo entre 2021 y 2023, la Comisión calcula en 163.000 millones las pérdidas vinculadas al cambio climático. Evitar esas pérdidas es parte de la estrategia.
Hoekstra advierte en cualquier caso que “la ambición sobre el papel debe ir acompañada de ambición en el mundo real”. Porque aunque algunas de las medidas a las que los gobiernos se han comprometido ya están en marcha, otras están aún por implementar. Por eso, la Comisión llama a los veintisiete a cumplir lo acordado. “Tenemos razones para estar orgullosos, pero no satisfechos”, ha resumido el comisario de Energía y Vivienda, Dan Jørgensen, “hemos recorrido un largo camino pero no hemos acabado aún”.
Objetivo 2040
Una de las cuestiones por resolver es lograr el consenso necesario para renovar el compromiso de seguir limitando cuántos gases de efecto invernadero emitimos. La Comisión lleva meses retrasando su propuesta de un objetivo de reducción de emisiones para 2040, que estaba previsto marcar en un 90%, teniendo en cuenta que el bloque se comprometió a alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Hoekstra ha asegurado que está “cada vez más convencido” de que el Ejecutivo comunitario podrá presentar una “ambiciosa” propuesta “antes del verano”. También espera tener entonces en su mesa el comisario los planes de energía y clima de los tres países que aún no los han presentado: Bélgica, Estonia y Polonia.
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