Adiós al referente cultural de Extremadura

Muere Helga, nace el mito

La coleccionista y filántropa alemana fue una figura clave para el desarrollo del arte contemporáneo y principal impulsora del museo que lleva su nombre en Cáceres. Ha fallecido en Madrid a los 88 años

Helga de Alvear, en 2013.

Helga de Alvear, en 2013. / Juan Carlos Hidalgo / Efe

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Cáceres

Muere Helga, nace el mito. La galerista alemana que convirtió a Cáceres en cuna de la vanguardia, falleció este lunes, 3 de febrero, en Madrid a los 88 años, según anunciaron en un comunicado a primera hora de la mañana los del Patronato de la Fundación, la directora y el equipo del museo de la coleccionista.

«Tras una vida definida por su pasión por el arte contemporáneo, la galerista, coleccionista y filántropa, figura clave para el desarrollo del arte contemporáneo y principal impulsora del museo que lleva su nombre en Cáceres, ha fallecido hoy en Madrid a la edad de 88 años, dejando tras de sí un legado que permanecerá para la posteridad», arrancaba la nota emitida por la fundación.

La capilla ardiente quedó instalada en el tanatorio madrileño de La Paz, en Tres Cantos, y está previsto que este martes se celebre un funeral y se incineren sus restos mortales en la más estricta intimidad. Helga de Alvear llevaba un tiempo convaleciente. Antes del verano estuvo en Cáceres, en septiembre almorzó en Madrid con sus amigos Jose Polo y Toño Pérez, propietarios de Atrio, y poco después padeció un cuadro de neumonía, que se le complicó.

Sandra Guimarães, directora del Museo, remarcó ayer que «Helga de Alvear será por siempre recordada por su irable generosidad y su imprescindible papel en el desarrollo del contexto artístico español e internacional». Añadió que «fue una líder visionaria que tuvo un impacto indeleble en los artistas con los que trabajó, en los equipos de su museo y su galería, en sus colegas, en sus numerosos amigos y en todo el mundo del arte. Helga siempre valoró el arte y sus relaciones con los artistas por encima de todo, puso todo su esfuerzo y cariño en hacer realidad el sueño de construir un museo y eligió como hogar para su colección la ciudad de Cáceres, siendo la principal defensora del proyecto hasta el final».

Guimarães apuntó que «de forma totalmente desinteresada consiguió hacer realidad la creación de una Fundación y un Museo cuyo impacto ha enriquecido y enriquecerá la vida de miles de personas a través del arte. Gracias a su generosidad y a su férreo compromiso con la sociedad hoy contamos con una de las colecciones internacionales de arte contemporáneo más relevantes de Europa y podemos seguir trabajando por cumplir su sueño: transformar la vida de las personas a través del arte. Helga de Alvear tiene un lugar propio en la historia del arte contemporáneo».

La trayectoria vital y profesional de Helga de Alvear la hizo merecedora de numerosos reconocimientos, entre los cuales destacan la Medalla de Extremadura en 2007, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes concedida por el Ministerio de Cultura en 2008, la Cruz de la Orden del Mérito Civil de la República Federal Alemana, otorgada en 2014, la Medalla Internacional de las Artes de la Comunidad de Madrid en 2020, o la Medalla al Mérito Cultural de la República Portuguesa de 2024, entre otros muchos galardones.

Nacida en Kirn/Nahe (Renania-Palatinado) en Alemania, De Alvear solía contar que, siendo niña, le gustaba coleccionar piedras duras que encontraba en el Río Nahe, provenientes de un yacimiento cercano a su casa y que, posiblemente, las formas, texturas y colores de esa primera colección de objetos naturales allanaran el camino hacia su posterior fascinación por el arte abstracto.

Tras la Segunda Guerra Mundial, que acaba cuando ella tiene 9 años, Helga de Alvear estudia en el colegio de Salem en el lago de Constanza, así como en Lausana y Ginebra, Suiza. Posteriormente amplía estudios en Londres durante un año. En 1957, con 21 años, viaja a España con el objetivo de aprender el idioma. Siendo estudiante de Cultura Hispánica en la Complutense, el 27 de mayo de 1958, conoce al arquitecto Jaime de Alvear, con el que contrae matrimonio justo un año después, en la misma fecha de 1959 y con el que tiene tres hijas: María, Ana y Patricia.

Junto con su familia Helga visita con frecuencia el Museo del Prado, donde queda prendada de obras como La Anunciación de Fra Angelico o la última etapa de Goya, artista del que adquiriría una primera edición de Los Caprichos décadas más tarde.

El origen de la Colección Helga de Alvear se remonta a 1967, momento en el que Helga de Alvear conoce a Juana Mordó, entra en o con los artistas del grupo entorno a Cuenca y El Paso y se va interesando cada vez más por la escena artística española. Su primera adquisición fue una pintura de Fernando Zóbel pagada a plazos, y desde entonces, Helga sigue adquiriendo obras.

En el año 2006 se constituyó la Fundación Helga de Alvear, en el año 2010 se inauguró el Centro de Artes Visuales y en 2021 se abrió el Museo Helga de Alvear

En enero de 1980, entra a trabajar en la galería Juana Mordó: son años de aprendizaje, tanto en cuestiones de gestión como en un mayor conocimiento del mundo artístico internacional, especialmente a través de ferias como Art Basel, la Fiac en París o la Feria de Colonia. En 1982, Helga de Alvear se convierte en una de las galeristas que apuestan por innovar en la escena española con la creación de la feria Arco.

Con el paso del tiempo, la implicación de Helga de Alvear en la galería de Juana Mordó se hace cada vez más importante hasta que, con la muerte de Juana en 1984, toma las riendas. Durante los siguientes 10 años seguirá las enseñanzas y el modelo, tanto artístico como de gestión, de su mentora. Sin embargo, en 1995 decide dar un giro a su carrera abriendo una nueva galería bajo su propio nombre en un espacio de más de 900 metros cuadrados junto al Museo Reina Sofía. En este nuevo proyecto apuesta por el arte contemporáneo más internacional con un especial interés por la fotografía, el vídeo y la instalación que en el momento son casi desconocidas en España.

La de mayor reconocimiento

Actualmente, la de Helga de Alvear es una de las galerías más sólidas y de mayor trayectoria del panorama español con un innegable reconocimiento internacional y su Colección es considerada como una de las más relevantes de Europa. Muchas de las obras de la Colección han ocupado las salas de los museos de todo el mundo, pero el deseo de compartir su pasión por el arte contemporáneo con el mayor número de personas posible y de forma permanente la llevó a dar un paso más allá. Era necesario crear una institución sin ánimo de lucro, con vocación pública, participativa y transparente: la colección necesitaba un museo del siglo XXI.

Cáceres se convirtió en el lugar idóneo para hacer su sueño realidad. En el año 2006 se constituyó la Fundación Helga de Alvear, en el año 2010 se inauguró el Centro de Artes Visuales y en 2021 se abrió el Museo Helga de Alvear, una institución que tiene la vocación de recordarnos que el arte es un motor imprescindible para seguir mirando hacia el futuro y cuya misión es poner en valor la generosidad y el legado de Helga de Alvear, reconociendo el carácter transformador del arte, tejiendo comunidad de relaciones a nivel local, nacional e internacional y expandiendo su pasión por el arte contemporáneo en la sociedad actual y generaciones futuras.

Helga de Alvear fue hija de una rica familia de fabricantes de pañales y guantes de látex

El 28 de noviembre de 2011 Helga de Alvear recogía la Medalla de la Ciudad de Cáceres, distinción que por vez primera entregaba el ayuntamiento y que la galerista recibió de manos de la entonces alcaldesa, Elena Nevado, en el transcurso de una ceremonia sencilla a la que se sumaron la práctica totalidad de autoridades civiles, religiosas y mandos militares de la capital.

La coleccionista, miembro de una rica familia de fabricantes de pañales, envases de medicamentos y guantes de látex, tuvo varios ofrecimientos de otras tantas ciudades para albergar su colección, pero finalmente Cáceres atrajo a Helga de Alvear, que mantenía una gran amistad con Jose Polo y Toño Pérez, propietarios de Atrio. Es en junio del año 2010 cuando al fin la Casa Grande de la calle Pizarro acoge parte de la colección de la galerista, compuesta por más de 2.000 obras de arte valoradas en 140 millones de euros, un material que arranca en las vanguardias históricas de los años 20 y llega hasta nuestros días: de Anish Kapoor a Ugo Rondinone, de Dan Flavin a Donald Judd y de John Baldessari a Damien Hirst o Joseph Beuys.

Helga de Alvear pudo elegir cualquier ciudad de España o del mundo para destinar su galería, pero eligió Cáceres como hogar para sus obras y Cáceres tendrá siempre un lugar para Helga.

Cáceres no podría formar parte del grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad sin contar con aportaciones como la fundación de la coleccionista. Este mes de febrero Helga se preparaba para celebrar por todo lo alto el IV aniversario de la apertura de la segunda fase de su obra maestra. Iba a a hacerlo de la mano de Ryan Gander, ofreciéndole al público la oportunidad única de asistir en directo a una lecture-perfomance ofrecida por el artista. Ahora, más que nunca esa exposición será imprescindible. 

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents