«Si Klimt viviera hoy, dibujaría cuerpos trans»

El arte como trinchera. Como forma de resistencia, pero también como espacio para el recuerdo, la alegría, la denuncia y el abrazo. Así se presenta ‘Nacidos para ser libres’ (Retrospectiva artística desde la Extremadura profunda 2012–2025), la exposición del artista Chus Orellana (Castuera, 1975), que aterrizó el pasado lunes en el espacio VS22 de Fundación CB.

La muestra se enmarca dentro de la programación de L@s Palom@s 2025 y recoge trece años de recorrido artístico y vital, desde 2012 hasta hoy, en un viaje que empieza en Buenos Aires y pasa por Uruguay, México, Londres y distintos rincones de España. A lo largo del camino, Orellana ha ido creando, recogiendo, transformando y también despidiéndose. El resultado es una exposición diversa, colorida y profundamente personal, que mezcla dibujo, collage, fotomontaje, arte Fluxus y unas piezas muy especiales: sus dioramas, o como él los llama, ‘las cajas de mi entraña’.

«No es solo una exposición, es una retrospectiva de todo lo que he sido y todo lo que he sentido en estos trece años», cuenta el artista. «Empezó todo con los dibujos de Egon Schiele y Klimt, reinterpretando sus desnudos con una mirada trans. Pensé: si vivieran hoy, habrían retratado otras realidades, como la de estos cuerpos. Y de ahí empecé a transformarlo todo».

Luego vinieron los fotomontajes, las cajas, las piedras y huesos encontrados, las críticas a líderes políticos, a sistemas de poder y a las guerras. De todas las piezas, hay una que Orellana destaca por encima del resto: ‘No más guerras, paz’. Una caja que mezcla restos de calaveras, balas, una paloma y hasta un misil de la Guerra Civil encontrado en la montaña de Castellón. «Tal y como está el mundo ahora, qué mejor que usar el arte para pedir paz», comenta. La obra, cargada de simbolismo, representa cómo el ser humano observa la guerra desde la distancia, mientras el cielo —y la paloma— se elevan sobre el caos. 

Otra de las obras resaltadas por el artista es el homenaje a quienes ya no están, como sus amigos Susi Pop y Manu Toledano. Esta es la pieza más íntima y sentimental de la muestra. «Me costó mucho hacerlas. Es verlos ahí, vivos de alguna manera, y eso remueve», reconoce Orellana.

Crítica social

Las 23 obras de 'Nacidos para ser libres' —más una selección de dibujos— expresan ironía y denuncia social. Hay crítica a la monarquía, a Trump, al militarismo y a fenómenos actuales que siguen marcando el debate público. Todo ello construido con símbolos, detalles y objetos encontrados en lugares como la Siberia extremeña o las montañas de Castellón. «Todo lo que hay aquí tiene un porqué. No hay nada puesto al azar. Cada piedra, cada trozo de madera, tiene historia», explica el artista mientras señala una pequeña pieza con forma de misil oxidado.

También hay espacio para el humor y lo pop, en una mezcla que recuerda al arte ochentero, al collage queer y a una forma muy particular de mirar el mundo: con ojos críticos, pero sin perder el sentido del humor.

Orellana asegura que no busca gustar. Lo que quiere es emocionar, provocar, mover algo dentro. «Aunque sea pudor, aunque sea asco. El arte tiene que hacerte sentir. Si no, no sirve. Me da igual si te hace pensar o si te revuelve, pero que no te deje igual».

‘Nacidos para ser libres’ reúne obras que cuentan historias, que miran al pasado y también al presente, con mensajes que siguen teniendo mucho que decir. Cada pieza lanza una idea, una memoria o una crítica.

La inauguración oficial será el próximo viernes a las 19.00 horas en la sala, ubicada en la calle Virgen de la Soledad número 22, y contará con un brindis de cava. La muestra podrá visitarse hasta el 28 de junio.